29 de diciembre de 2013

Feelings

Hace un año, quizás... O más tiempo tal vez, estos días para mi solo eran eso... días, no tenían nada de especial. Es más confesaré; que estos días para mi... Eran un completo martirio.

Pero hoy... Mientras escribo estás palabras... Es tan distinto.

Tan diferente...

Tan profundo que duele...

¿Es así como se siente el amor?

Nuestra relación raya en lo extraño. Demasiado extraño, que nadie lograría entender, pero ese no es el caso; yo no deseo que nadie nos entienda. Solo él y yo. Solo eso. Pero... Es tanto el sentimiento... Qué ya no sé si estoy viendo borroso por el cansancio, el sueño y el sentimiento... O son las lágrimas que derramo al pensarlo, al anhelarlo; al extrañarlo...

Todo esto no tiene sentido...

Pero dime tú, el que está leyendo:

¿Qué sentimiento o emoción tiene sentido? Ninguna mi querido lector...

Los sentimientos y emociones se sienten, no se razonan... Y es lo que yo estoy haciendo ahora. Es ridículo; lo sé. Bastante patético viniendo de una persona cómo yo: Fuerte, ágil, recia; que no creía en esas cursilerías del amor, que ella creía... ¡Ella creía! Qué jamás encontraría al amor de su vida... Y mírala, ahora; llorando por alguien que tan solo se fue unos días. ¿Verdad que es patético? ¿Verdad que sí? El llorar por recordarlo, por extrañarlo, por sentirse algo sola... Sé que jamás me ha dejado y que ha estado siempre conmigo... Pero... Extraño tanto su calor, su sonrisa esa sonrisa que me derrite. Extraño sus abrazos, en donde siempre me siento segura y en mi hogar , extraño su calidez, aquella que me calma cuándo estoy asustada... Extraño el poder sentirlo, el saber que está aquí conmigo... Puede que esté ahora conmigo, pero no lo siento. Y lo extraño demasiado. Tanto que me duele, me duele cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día... Cada mísero y efímero momento de existencia lo extraño. ¡Lo extraño!

¿Está eso mal? ¿Extrañar a alguien? Esperar con ansias que pueden rayar en lo enfermo, a que ¿Él regresé? ¿Está eso mal? Aww~ De verdad jamás creí conocerme en está faceta. Es verdad; he extrañado a muchas personas en mi corta vida, a muchas... Pero... Jamás había extrañado a alguien tan... Tan... ¿Cómo describirlo? ¿Dolorosamente? ¿Profundamente? ¿Realmente? No lo sé con exactitud... Solo sé, que de verdad, con el corazón en la mano lo digo: Lo extraño. Lo extraño a morir.  Y sé que sueno cómo una persona patética y desesperada al escribir estas líneas... Pero... Pero... Es mi única forma de tenerlo más y más cerca de mi. ¿Triste no? Alguien cómo yo... Llorar por alguien.

Pero eso no es lo más trágico de mi historia. Oh no, querido lector. No es la primera vez que le he llorado. Claro está, él no lo sabe. Ni creo que lo sepa... Creo. No quiero agobiarlo, ni hacerlo sentir culpable por estás tristes y chiqueadas lágrimas. Él solo merece felicidad; y eso es lo que le voy a dar. Cómo decía. Está creo es la...

Uhm..

¿Segunda?

¿O tercera?

¡Oh vaya! No lo sé... Ya lo olvidé. Pero le he llorado una vez más. Una vez más, al escuchar una canción que él me dedico. ¡Eso es lo más triste! Llorar porque una simple canción fue el detonante de todo esto que había escondido. Sí, lo admito. Lo había escondido, ¿Porque? No quería verme (ni sentirme) tan débil, no quería parecer una persona caprichosa y mimada, no quería... ¡No quería exagerar las cosas!  No quería verme, sentirme o que él mismo me lo dijera, que parecía de esas horribles y feas "enamoradas" de hoy en día. Y durante este corto; pero eterno tiempo para mi... Lo escondí. ¿Cómo? ¡Sencillo! Matando tiempo, fingiendo pasarla bien cuándo en verdad, solo mi corazón latía por saber que pronto se acabaría esta espera y por fin podría verlo...

Pero... Oh Dios.... ¡El tiempo es tan cruel! ¡Y el destino más! Estos días, se han hecho eternos, siglos, calamidades interminables que... A final de cuentas a mitad de mi "suplicio" he sucumbido ante él. Me he dado la libertad, de llorar ahora sí, plenamente... ¿Porque? ¿Porque?

¿Porque?


Porque de verdad lo extraño.

Para mi, todo esto es nuevo. Ni siquiera con la persona anterior a él, me había puesto así. Pero ¡Vamos! jamás se podría comparar esto con aquello. Jamás. El chiste es que.... Jajaja, ahora rió con lágrimas en los ojos, jamás me había puesto así por alguien.

Jamás había contado las horas, para verle.
Jamás me había fastidiado dormir tanto.
Jamás me había puesto a esperar con ansias un día más.
Jamás, había extrañado a alguien hasta que me doliera.

Estos solo son sentimientos. De una triste y desolada persona... O tal vez...

Sentimientos, de una verdadera enamorada.

17 de noviembre de 2013

Llorar

Una vez alguien me dijo "Llorar no solucionará nada."

Tiene razón, llorar no soluciona nada. Absolutamente nada. Pero, ¿Ha pensando siquiera en el alivio del alma? ¿En la limpieza del cuerpo?

Sí, llorar no sirve de nada; al contrario; agota el cuerpo y la mente, te inflama los ojos, moqueas hasta el grado de verte ridículo, se te quiebra la voz, te cansas, te sientes peor y cuándo terminas de llorar un horrible dolor de cabeza viene a ti. Todo esto, claro está por el lado negativo.

Pero veámoslo desde otro enfoque: El llorar; alivia el alma, limpia asperezas, sana heridas; expresa todo aquello que, en el momento no puedes decirlo con palabras. El llorar es un arte e inclusive una bendición que pocos saben apreciar y pocos saben hacerlo en realidad. Es cierto, todos lloran. Sin excepción alguna, la diferencia está en cómo y porqué lloran.

Siempre he sido de la idea, de que el llorar alivia mucho. Y es verdad; a pesar de las consecuencias físicas que te trae, sientes cómo te deshaces  de todo, como esa carga pesada la dejas ahí y te sientes más ligero; incluso puedes sentir cómo tú alma y mente podridos y carcomidos por toda emoción o situación negativa se comienzan alimpiar y regenerar. No es malo llorar. Por más que todos te digan que llorar es de débiles, de cobardes o de tontos. Creo que están en algo incorrecto. La persona más fuerte y más valiente es aquella que llora. Aquella que derrama lágrimas, no la que se las guarda. La persona valiente es aquella que se muestra cómo es; no la que finge rudeza y fuerza.

¿Sabes? Es bueno llorar. Porque así te das cuenta que eres una persona mejor que las asquerosidades que te rodean. Llorar es bueno; porque quiere decir que tu corazón aún es noble y puro. Sí un día te dan ganas de llorar, hazlo. Te hará bien. Le hará bien a tu mente, a tu corazón, a tu alma... A tu persona.

Todos lloramos de formas distintas.

Algunos; gritando y derramando el caudal salado.
Otras, lo hacen en silencio.
Otras tantas, no lo hacen porque no saben hacerlo, pero lo externan.
Algunas más; buscan un hombro con el cuál desahogarse.
Otras más; toman su almohada y le confiesan todo a esa silenciosa compañera.

Y yo... lloro escribiendo estas simples palabras.

26 de septiembre de 2013

Quiero

No quiero ir a casa. Pero hay dos criaturas esperándome.

No quiero comer, pero el cuerpo me pide que lo alimente.

No quiero dormir, pero el cansancio se apodera de mis ojos.

No quiero pensar, pero aun así ahí están esos pensamientos cómo un clavo en la madera.

No quiero estar sola, pero no hay nadie aquí a mi lado ahora.

Quiero llorar, pero ya me cansé de derramar tantas lágrimas.

Quiero reír, pero no puedo. Mi sonrisa se apagó.

Quiero estar tranquila, pero mi corazón late con desesperación y miedo.

Quiero descansar, pero hay muchas cosas que hacer.

Quiero ignorarlo, pero no puedo, siempre está ahí presente.

Quiero hacer muchas cosas, pero siempre hay algo que lo impide.

Pero lo que más quiero ahora…


Es ser feliz. Y eso, lo voy a hacer.

19 de agosto de 2013

Carta a un ex-amor.


Hola; ¿Cómo estás?

Bueno, siendo sincera, espero que estés muy bien. De verdad. Aunque no me creas; me gustaría saber que eres feliz ahora; que tienes una vida decente; que te desenvuelves con éxito en el mundo, que comes, que duermes, que ríes, que lloras…

Vaya pues, me gustaría saber que tu vida sigue adelante…

Cómo la mía ahora va así.

Hey, Hey, calma, antes de que botes mis palabras… ¿Serías amable de leerme un poco? Solo pido eso, que me leas; es todo.

Verás. Mi vida era un asco después de que tú y yo termináramos nuestra historia. Oh sí, sé que jamás quise aceptarlo, por el simple hecho de que existía el factor Orgullo, miedo y tristeza por el cuál no quise decirte. 

Pero ahora, que las cosas han cambiado un montón; creo que es necesario decirte esto.

Es cierto que lloré infinidad de veces. No lo niego.

También que me sumí en una depresión. Es más, dejé mi helado favorito por tu culpa.

No negaré que hubo una vez; pero una vez en que la fugaz idea del suicidio cruzo por mi alocada cabeza. Pero... Me arrepentí. No era la mejor vía. Y me alegro de ello.

¿Qué más me pasó? Oh es verdad. Tampoco negaré que la vida, la veía con una cruda y cruel realidad que hasta para el más escéptico era horrible.

Un sinfín de cosas me pasaron cuándo tú y yo terminamos nuestra relación denominada noviazgo.

Y entre ellas esta lo que quiero decirte con mis palabras.

Eh conocido a alguien.

¿Asombroso, no?

Bueno, siendo sincera contigo y conmigo, jamás pensé que encontraría a alguien. Creí (bien al estilo de novela o película) que jamás encontraría a alguien que pudiera calmar y sanar mi persona. Pero ¡Oh sorpresa! Llegó. Y fue… increíble.

Es raro describirlo, pero trataré de hacerlo.

Él… Es un completo idiota.

¡Sí! Así cómo lo lees. Es un idiota en toda la extensión de la palabra.

Pero no el idiota que muchos creen. Es… Un idiota lindo.

Es torpe.

Es despistado.

¡Es más inocente que yo!

Es caballeroso...

Es atento…

Es… Todo lo que deseé. De verdad, él es todo lo que eh deseado.

No niego que algunas veces solemos discutir. Y vaya que discutimos. Me hace sentir mal también. Lo hago sentir mal. Lo eh hecho llorar. Y viceversa. Se preocupa mucho por mí. Me preocupo por él. Soy condenadamente celosa con él. Pero no son celos enfermizos (Yo digo que sí, pero él dice que no) Dice que… “son celos tiernos” ¿Puedes creerlo? Creo que jamás llegaste a decir eso… Al contrario.

Pero cómo sea. Quiero hablarte un poco más de él.

Lo conocí… Por azares del Destino, jamás pensé que él y yo terminaríamos así: queriéndonos, protegiéndonos... Al principio solo lo veía cómo alguien ególatra, creído y alzado. Bueno… Lo era, jajá; era misterioso (sigue siéndolo) tenía un temperamento de los mil demonios… Y cuándo lo conocí me dije a misma que sería imposible entablar una relación con él, inclusive una relación de trabajo, social, amistad o lo que fuera… Pero ahora, un año después de conocerlo, de tratarlo a profundidad, de conocer todas sus etapas, sus facetas, sus estados de ánimo, de verlo enojado, triste, molesto, feliz, enamorado…

Eh descubierto que no era lo que creí que era.

Qué es alguien mucho mejor a lo que pensé.

Pasó el tiempo… Y me enamoró.

Sí… Ahora puedo decirlo. Estoy enamorada de él. Pero él no lo sabe… O al menos eso creo yo. Tenemos una relación, pero no le eh dicho esas dos palabras que a ti una vez te dije. ¿Por qué? Bueno… Creo que aún no estoy lista, pero eh de confesar, que estoy a poco de decirlas. No es por compromiso. Es ese sentimiento que te anima a decir Te amo. Cómo yo lo tuve contigo.

¿Sabes? Él y yo tenemos muchas cosas en nuestra contra: La edad, la raza; tiempos, formas de pensar, conceptos distintos de vida; él tiene más experiencia que yo en muchas cosas… Pero aun así lo quiero.
De verdad lo quiero.

Y ahora estoy aquí escribiéndote, no con el fin de restregarte en la cara mi felicidad. No. Eso es lo que menos pensé y a lo mejor tú lo pensaste. Lo siento si así lo viste. Pero lo hago con la finalidad de hacerte saber una cosa.

Soy feliz.

Ahora, verdaderamente soy feliz.


Cuándo tú y yo terminamos nuestra bella relación, mi vida tomó un tinte un tanto gris, que ahora el recordarlo… Me da un poco de vergüenza admitir esa faceta mía un tanto deplorable. Ahora sonrió, veo la vida de una forma distinta; no de la cursi y melosa manera que un enamorado puede verla. No, no. La veo cómo es en realidad. Él me hace ver la vida cómo es en realidad; no en tono rosa, ni gris. Si no, en una amplia gama de colores.

Amé nuestra relación. Y no te reprocho nada; fui muy feliz el tiempo en el que tú y yo fuimos pareja; disfrute a cada momento las cosas tristes y bellas que pasamos.

Es cierto que me dio mucha tristeza el que tú y yo termináramos, pero por algo tuvo que pasar ¿No? Jamás dejaré de quererte.  Pero ahora él forma parte de mi vida, y ahora tiene una gran parte de mi corazón.

Eres y serás un bello recuerdo.

Después de esto, no espero que me hables. Sé que quizás terminarás odiándome por mis palabras.

Pero mi persona necesitaba decirte esto, necesitaba… Despedirme.

Fuiste lo mejor de mi juventud.

La mejor alegría y mi soporte en los peores momentos de mi vida.

Pero ahora, ahora… Alguien más lo es.

Te agradezco por todo y cada una de las cosas que me has brindado.

De verdad. Aunque no lo parezca, doy gracias por haberte conocido.

Pero ahora. Me toca ser feliz.

Y lo seré. Cómo algún día te lo prometí.

Gracias. De verdad, y espero; al igual que yo, puedas ser feliz. Te doy mis mejores deseos y bendiciones, y si la vida nos decide juntar una vez más… Qué así sea.

Adiós; ex-amor mío.

3 de agosto de 2013

Diferentes tipos de amor



El amor es como la vida.

Puede durar un instante y puede ser lo más bello en existir.

La cuestión, es saber si de verdad se ama, o solo es un triste y tonto fanatismo como los que hoy en día se conocen.
Difícil, ¿Verdad?

Hay unos amores que son dignos de recordar. Qué iniciaron un simple "Hola" y hoy… después de varios años de ser novios, y después de varios años de casados siguen diciéndose ese Hola, despertando juntos en la misma cama sonriendo completamente felices.

Hay otros tantos, que; quizás inician de una forma muy extraña, ya se conflictiva, de una forma chusca, espontáneamente, de una amistad, de una duda… de un sinfín de maneras puede surgir u amor, y que se vaya cultivando poco a poco hasta que ellos llegaran a unir sus vidas y emociones en uno solo.

Hay unos que son trágicos. En donde Destino y la Vida deciden darles un poco de tiempo, hacerlos disfrutar, hacerlos gozar lo mejor que puedan, hacerlos sentir vivos para que, en un santiamén, sean muertos en vida. Separándolos por siempre, de una sola manera en la que la vida y destino saben hacerlo: La muerte. Y todavía es peor aún; cuando uno de los dos queda con vida. Culpándose eternamente de la muerte del otro –aun así si tuviera o no la culpa.- Y repitiéndose siempre las misma preguntas "¿Por qué él? ¿Por qué ella? ¿Por qué no a mi?"

Existen otros tantos que sufren, tienen obstáculos, en los cuáles uno de los dos deserta, se cansa de luchar o comienza a dudar. Esos amores no valen la pena y es mejor dejarlos irse. Para perjudicarse menos y seguir con la vida.

Unos más, son aquellos desde la infancia; donde empezaron como buenos amigos, ayudándose mutuamente, riendo, llorando, jugando, buscando problemas, contándose todo… Hasta que ambos caen en cuenta de que estaban profundamente enamorados y no lo sabían.

Algunos son de leyenda: donde ambos sufren mucho, tienen adversidades y al final terminan juntos y felices… A pesar de todo lo que vivieron y pasaron. Pero esos amores… Esos, solo existen en los cuentos de hadas, y si hay en la vida real. Son contadas las parejas con los dedos de la mano.

Unos cuantos –por no decir todos.- son los que confunde el termino "amar" creen que con respirar ya están amando a la otra persona. Qué tan solo de tener unas cuantas cosas en común son almas gemelas, que solo por pensar igual, decir las mismas palabras, están destinados a casarse. Qué solo saliendo un tiempo corto sin saber mucho del otro se dicen "Te amo" como si fuera un respiro elemental del ser humano. Esos "amores" –que no deberían de ser considerados como tales.- no tendrían que existir, por que a causa de ellos, algunos humanos que si se toman el tiempo y el valor de amar de verdad salen lastimados a causa de las falsas ideas que tienen del amor. Estos, solo perjudican, envenenan y te hacen perder el tiempo. Es mejor solo tomarlos como… Algo que nunca existió.


Y al final… Existen esos amores. Si, todos sabemos de cuales estamos hablando. De aquellos que triunfan a pesar de todo. En donde ambos se aman sinceramente se aman, donde ambos desean la felicidad del otro, en donde ambos demuestran sus verdaderas intenciones, sus nobles sentimientos… Pero que no está nada a su favor. Ni la distancia, ni el tiempo, ni la familia, los amigos, la sociedad, la edad, las situaciones a su alrededor e inclusive la iglesia y el gobierno. Pero ellos deciden intentarlo. Deciden arriesgar todo, por que su amor es verdadero y solo quieren una cosa: Ser felices. A pesar de los problemas, adversidades, lo intentan, pero aquí solo hay dos posibles finales.

El primero: En donde ambos logran superar todos los obstáculos y finalmente la vida les da ese pequeño chance de estar juntos; de ser felices y disfrutar de cada momento, hasta que la muerte les separe. Ser felices y demostrarle al mundo entero que, a pesar de todo lo que les hicieron, las trabas, los problemas, dudas, tristezas, ellos están juntos disfrutando de su amor.

El segundo: Ambos siguen su vida… Pero por caminos distintos. Si, lamentablemente fue más fuerte la influencia que la voluntad de ellos. Pero eso no quiere decir que se dejarán de amar. No señor. Quizás pueden seguir sus vidas por caminos separados, pueden estar completamente alejados. Pero aún siguen sintiendo el mismo y profundo amor que sintieron la primera vez. De ahí la frase "El primer amor jamás se olvida" Pueden fingir indiferencia, pueden mostrar sentimientos y emociones que no son de acuerdo a las que realmente tienen, pero siempre… De una u otra forma, estarán al pendiente el uno del otro, velando por su seguridad, por su felicidad, por su bienestar. Sin importar si a ellos no les va bien o se olvidan de si mismos. Si el otro es feliz; con eso es más que suficiente el seguir con vida. Se está bien sabiendo que la otra persona está  a salvo, y tiene una vida tranquila. Le cuidará desde las sombras, de forma anónima y tratará de inmiscuirse en su vida por medio de muchas formas: Recuerdos, palabras, amigos, conexiones, sentimientos, objetos… De todas las forma posibles.

Porqué…

Si esa persona es feliz. También lo es la otra.

12 de julio de 2013

Something

No digas nada.
Ni siquiera Adiós.
¿Por qué?
Será la causa de mis lágrimas.
El que te vayas…
Harás que recuerde todo lo que pasé contigo.
Todo el dolor.
Toda la felicidad.
¿Acaso no piensas en mí?
Ahora es tiempo, y solo debes de amar…

Por favor, ten un poco de piedad
De mi pobre corazón.
Sé que esto terminó. Pero no deseo escuchar
Ese Adiós. Porque sé que es el final.
Y siempre; terminaré llorando, rogando… Por qué regreses…
Harás que recuerde todo lo que pasé contigo.
Todo el dolor.
Toda la felicidad.
¿Acaso no piensas en mí?
Ahora es tiempo, y solo debes de amar…

Ahora creo que es tiempo, de decir “Te amo”
Es momento de llorar.
De decir que fue hermoso… Porque al final

Sé que dirás Adiós.

30 de junio de 2013

Tres años

La última vez que hablamos, tú me habías dicho Adiós.

De eso, ya son tres años.

Claro está que aún no hemos perdido contacto. O al menos eso fingimos; pero la realidad de las cosas es que; tú tienes tu vida y yo intento tener la mía.

¿Curioso no?

Habíamos prometido ambos que “Pasará lo que pasará, seguiríamos teniendo contacto” Y yo me esforcé… de verdad que me esforcé en cumplir esa promesa. Soy de esas personas –y lo has de saber perfectamente.- que tratan de cumplir sus promesas a costa de lo que sea. Pero conforme pasó el tiempo, conforme las situaciones se dieron, tú desapareciste y yo dejé de esforzarme.

Pero me estoy adelantando mucho; quizás es bueno, comenzar desde el principio. Desde hace tres años. ¿No crees?

Cuándo te conocí, sinceramente jamás pensé que serías de esas personas que salen en libros o películas; ósea que jamás pensé que serías ese tipo de personas que “Marcan” una vida. Solo creí que solo serías un conocido más y si a lo mucho, si tú y yo poníamos esfuerzo y empeño, un amigo. Pero que curiosa es la vida. Ambos pusimos más empeño y esfuerzo del necesario. Y mira; cómo terminamos.

Cómo sea; no creí que lograrías traspasar todas esas barreras que me había colocado alrededor de mí. No creí que con tan solo tres años de conocernos, ambos nos volvimos personas importantes para la vida del otro. ¿Curioso no? Pero así suele trabajar la vida. Y el amor. A estas alturas de la vida; me resulta difícil hablarte de amor. Me es incluso estúpido. Pero, si ponemos las cartas sobre la mesa, y te menciono a ti; entonces el amor; no me puede resultar tan estúpido. Claro, solamente si tú estás en la ecuación.

En tan solo tres años lacónicos te metiste profundamente en mi vida y pensamiento; Hey dime; ¿Cómo lo hiciste? ¿Cuál fue tu estrategia para meterte en mi vida? ¿Fuiste feliz durante esos tres años? ¿Disfrutaste tanto cómo de la felicidad, la tristeza; el dolor y las alegrías que compartimos? Sé que a estas alturas del partido es algo completamente ilógico que pregunte esto… Pero han pasado ya tres años; tres largos años desde el día en que me dijiste “Ya no se puede. Adiós”

Han sido tres años en donde algunas preguntas me carcomieron en vida. En donde no negaré que muchas de mis noches la pasé en soledad; llorando y ahogando los gritos que intentaban llamarte; no negaré que en esos tres años pensé e hice muchas cosas…Tratando de olvidarte o tratando de mantenerte en mi recuerdos. Pero tu presencia/ausencia era demasiado para mí.

Recuerdo perfectamente que; después de que tú me dijeras adiós desapareciste por completo. Un año casi. Fue terriblemente doloroso; ¿Para ti lo fue? Te pusiste a pensar, al menos; ¿Cómo me sentiría yo? Sé que es egoísta preguntarte este tipo de cosas, pero ahora deseo hacerte esas preguntas que hace tres años, no pregunté. Al momento de que tú desaparecieras; mi inocente mente pensó que quizás lo que necesitas era tiempo. Claro está, nunca sales bien cuándo terminas con una persona.

Pasó un mes; dos meses, seis meses…. Y finalmente llegó el año. Fue tan… terrible recordar que hace un año habíamos hablado una última vez y que tus últimas palabras fueron “Olvídame” Pero cómo una persona madura –o intentando serlo.- me dije que; era momento de seguir y tratar de superarte. Conocí gente; olvidaba por ratos los momentos vividos contigo; hablaba mucho con otras personas… Pero de vez en cuando, prometo que solo de vez en cuando no podía evitar acordarme de ti. Era imposible no hacerlo. Pero me prometí que, para no preocupar a mis personas especiales sería fuerte y te superaría…

¡Y cuándo por fin estaba a punto de lograrlo! ¡Porque lo iba a lograr! Apareciste después de un año ¡Un año! ¿Imaginas cómo me sentí?  Tenía toda una batalla colosal de emociones y pensamientos. Por un lado estaba la emoción y el alivio de que al menos, no te había pasado nada malo. Pero por otro lado, me recriminaba a mí misma por tu regreso, ¿Cómo demonios podía ponerme feliz? Cuándo a final de cuentas ambos habíamos terminado de una mala forma. ¿Por qué sentía que al menos sería diferente?

Bueno, a decir verdad, si fue diferente. Nada fue lo mismo. Dijiste “Seamos amigos” y yo confíe y acepté, porque a decir verdad; eres fuiste y serás una de las pocas persona que han marcado mi vida. Y deseé de verdad que en ese momento deseé conservarte en mi vida. Fue por ese que, con dolor y algo de alegría –que a final de cuentas era masoquismo.- acepté tu propuesta. Y pensé que al menos los dos pondríamos de nuestra parte.

Pero no fue así. El hecho de que me dijiste “Seamos amigos” pensé que hablaríamos con frecuencia; o mínimo un “hola, ¿Cómo te va? Tendríamos. Pero ni eso. Me ignorabas, te ignoraba… Nos hacíamos de la vista gorda cuándo el otro estaba presente. ¿Porque? Pensé que de verdad te interesaba al menos mi amistad. Pero las cosas sucedieron de una forma distinta. Pasaron los meses y seguíamos distanciando más y más a pesar de las promesas que hiciste, de la que yo te hice… Ninguno de los dos ha podido cumplirlas.

Ahora, han pasado tres largos años desde ese día que me dijiste Adiós. Tres años en donde tú y yo hemos cambiado mucho, en donde ahora a mí me da vergüenza el hablarte porque sé que causaré molestias; en donde ahora tú estás ocupado, en donde nuestras vidas son distintas… Pero qué; tengo la ligera sensación de que; el sentimiento… El sentimiento a pesar de tres largos años; sigue siendo el mismo desde el primer día en que decidimos intentar algo. ¿Sientes lo mismo? O quizás, ¿Solo son fantasías y ensoñaciones de una pobre chica? Quién sabe… La vida, las emociones y otras cuestiones forjan ese tipo de pensamientos.

Ahora veo las cosas y me pongo a pensar. ¿Porque después de tres años, no puedo olvidarte? ¿Por qué aún muchas cosas me recuerdan a ti? Porque a pesar de que conocí a más personas… ¿Tú eres el único en mi mente? Muchos dicen que es amor… Pero, es demasiado doloroso y patético hasta cierto punto el seguirte recordando, el seguir mencionando tu nombre… E incluso es embarazoso y trágico el seguir hablando de ti, ya que sé perfectamente que ya no habrá nada entre tú y yo.

Pero aun así, después de tres años te doy las gracias. Te agradezco infinitamente por hacerme saber que dentro de mi persona existe un sinfín de emociones que desconocía. Agradezco el haberte conocido, el haber conocido el dolor, la tristeza y quizás la desesperación. Agradezco las alegrías, las risas; la felicidad… Los nervios que me brindaste. Todo y cada una de las cosas buenas y malas que me brindaste las guardo y atesoro cómo lo más importante en mi vida. No negaré que mientras te escribo esto, algunas lágrimas ruedan por mis mejillas, recordando nítidamente cada una de las emociones y de las situaciones que viví contigo. No negaré que, en estas palabras plasmo un sinfín de emociones y pensamientos que quizás tú siempre desconociste. Pero para mí eso está bien. Por ahora lo está. En un futuro… No sé… Solo quiero centrarme en el aquí y ahora. Solo eso.

¿Debería de decirte adiós también? ¿Crees que será lo mejor para mí; para ti, para los dos? Tengo miedo eh de confesarlo. Además de que no quiero. Esta sensación es exquisitamente tortuosa… Qué me gustaría disfrutarla un poco más. Solo un poco más.

Antes de despedirme; quiero que recuerdes cada una de las cosas que te prometí y que dije. Fueron ciertas. Todas y cada una de ellas fueron ciertas. Tanto declaraciones, cómo berrinches e incluso palabras serias y de apoyo. Todo fue real. Y quiero creer que todo lo que me dijiste también lo fue. ¿Recuerdas lo de las rosas? Sonará tonto… Pero día con día recuerdo esas palabras. ¿Curioso no?
Cómo sea… Es momento de despedirme por ahora. Sé que quizás esto no lo leerás. No importa. Solo es una forma de que al menos mí cansada alma se desahogué un poco. Solo es para mantener calmados mis pensamientos por un periodo corto de tiempo.

Te deseo lo mejor. Y espero algún día pienses en todas las cosas que yo eh pensado por tres años.

Ah, antes de irme… Olvidaba algo.

Sé que han sido tres largos años. De ausencia; de dolores; de dudas; de miedos, de alegrías, de tristezas, de logros y perdidas… Sé que han sido tres años en donde tú y yo no somos los mismos, sé que han sido tres largos años en donde más personas han entrado  y salido de nuestras vidas…
Pero, ¿Sabes?

A pesar de esos tres largos años, hay una sola cosa que no ha cambiado.

¿Sabes cuál es? El que…


Te amo.

31 de mayo de 2013

Solo dame unos minutos...

Solo dame unos minutos... No te robaré más tu tiempo...

¿Alguna vez te has puesto en los zapatos de otros?

Si, al parecer sí. Lo has dicho miles de veces, y lo has demostrado unas cuantas más.

Pero…

¿Alguna vez te has puesto en los míos?

No, jamás.

Dices “entender y comprender” mi situación. Pero, ¿Es así? ¿Realmente es así? No. No lo es.

No recuerdas cuándo fue la última vez que de verdad lo hiciste… Es más supongo que desde hace un tiempo considerable has olvidado eso. Sí, has mejorado en muchos aspectos; pero te has vuelto una mierda en otros tantos. ¿Regaños? Pft! Por favor, no sabes otra cosa más que despedazar moral y emocionalmente.  Poco a poco logro acostumbrarme a base de lágrimas y sacrificios a tus “reprimendas”

“Llorar no solucionará nada. No sirve de nada, no cambiarás el mundo llorando”

Eso me dices siempre. Y más ganas de llorar me dan.

¿Por qué? ¿Por qué lloro más cuándo tú me estás diciendo eso? Sé perfectamente que derramando lágrimas JAMAS solucionaré algo. Eso me quedó claro desde pequeña. Pero, alguna vez te has puesto a pensar que; ¿Es una forma de sacar aquello que te guardas? ¿Qué es una forma de catarsis? ¿Sabes al menos qué es eso? ¿Lo sabes? ¿Lo imaginas? ¡Claro que no! ¡Jamás te pones en el lugar de las personas que SI te apoyan! Solo andas alardeando de otras personas que comprendes e intentas ponerte en su lugar pero ¿Y aquellas que si te apoyamos? ¿Aquellas que escuchamos tus historias? ¿Tus dudas? ¿Tus miedos? ¿Qué pasa con las personas que seguimos tus pláticas porque de verdad nos interesan? ¡¿Qué pasa con ellas?!

Dices que nunca pienso en las situaciones que nos acechan día a día… ¿Te has preguntado los miles de sacrificios que eh hecho? ¿Las situaciones vergonzosas en las que luego me veo envuelta para no darte problemas? ¿Para no molestarte? Sabes las veces en las que… En las que… ¿Tengo que hacer y conseguir todo por mis propios, triste, pobres y deplorables medios? No, nunca lo has hecho, porque siempre, siempre que tienes la oportunidad me lo restriegas en la cara: “no aprecias lo que hacemos” “no valoras los sacrificios” “Aun eres inmadura” “Crees que nosotros ganamos dinero como si respiráramos” “Crees que nosotros no sufrimos” Y puedo seguir con la larga lista…

Tal vez mis palabras te son un reproche de una niña berrinchuda. Pero es el único medio por le cuál puedo sacarlas. No eh tenido la oportunidad de decírtelo a la cara, porque te pones agresivo, gritas, te enojas y quien termina despedazado en la plática soy yo, cuándo tú eres el que inicia con “¿Qué piensas tú?” y yo trato de responderte de una manera civilizada. Nunca deberías de hacerme esa pregunta… Porque sé que mis respuestas jamás te gustarán.

¿Alguna vez te has puesto a pensar en que es lo que siento cuándo me dices todo eso?

No, supongo que no. Por qué siempre me dices lo mismo “No salgas con tus estupideces” Así que, debo suponer que no; no has pensado ni en lo más mínimo de cómo me siento.

Oye, ¿Quieres saberlo?

Bueno, no me importa. De todas formas, lo diré, sé que no te importará.

Pero cada vez que me dices eso, cada vez que desvalorizas mi esfuerzo, mis capacidades, mis logros y toda y cada una de las cosas que hago, me haces sentir mal. Y no físicamente; ya quisiera yo que me produjeras dolores de cabeza, o malestares estomacales… Pero me produces dolores emocionales, que me haces dudar día con día de mis capacidades. Porque todo lo que hago está mal. ¿De verdad lo está? ¿Tan mal estoy yo? Me haces sentir que por más que me esfuerce, por más que trate de agradarte, jamás lo lograré, porque siempre habrá algo que te tenga en desacuerdo; por más mínimo que sea el detalle… Siempre habrá algo. Siempre.

Entonces dime, ¿Por qué te esfuerzas tanto en “hacerme salir adelante”?

¿Para qué? ¿Para desmoralizarme de maneras olímpicas? ¿Para sentirte fuerte ante un pobre y deplorable ser humano que puedes desmoronar en segundos? ¿Por qué? ¿Qué frustraciones tienes que las sacas conmigo?

Dices que jamás me pongo en tu lugar. Puede que tengas razón. Jamás podré pensar, comportarme y sentir cómo tú; que es lo que deseas. Pero, ¿Sabes? Muchas veces eh tomado todos los esfuerzos que has hecho con el paso de los años. Eh tenido muy en mente las cosas que has tenido que hacer, los sacrificios, las palabras, las cosas que has tenido que hacer para mantenernos a flote… Y dices que no lo aprecio. ¿Crees que no lo hago? ¿De verdad crees que no lo hago? Dime, ¿Te has puesto a pensar, cuántas veces, no te eh pedido cosas para evitarte preocupaciones y estrés? Nop. Al parecer no.

Dices que no confié en las personas, que muchos solo son para ser utilizados y poder sacar provecho de ellos. Dices que los amigos no los encuentro a la vuelta de la esquina y que a quienes considero “amigos” no lo son.

Pues deja te confió un secreto: Esas personas a las cuáles desvalorizas de manera terrible, a las cuáles has tratado mal, de las cuáles hablas pestes y dices que son mala influencia para mí; son las que más me han apoyado. Las que escuchan mis problemas y me suelen dar consejos o ánimos… Para que no te parta la madre. Esas personas que consideras malas influencias; me han hecho no hacer cosas estúpidas. Entonces, dime tú. ¿Lo son?

Algunas veces pienso que olvidaste la época de cuándo eras un crío. Cuándo tu padre y tu madre te reprendían, cuándo cometías los mismos errores que yo, e incluso puedo asegurar que has olvidado el cómo llorabas como yo lo hago de pequeño. Ahora que eres grande, tienes otras obligaciones, otras formas de pensar, “cosas más importantes que hacer” pero se te ha olvidado que de entre todas esas…

Eres ser humano.

Y que eres padre.


9 de mayo de 2013

Nostalgia

Hoy me subí al transporte público. Subí con lágrimas en los ojos.

El conductor me miró de forma extraña. No le dí importancia, o al menos traté de fingir que no me había dado cuenta que él me estaba viendo llorar.

Busqué el primer asiento libre. Me senté en la parte de enfrente; a dos o tres asientos lejos del conductor. Ah, me molesta sentarme en esa parte del autobús... Pero ahora la verdad me da lo mismo.

Solo quiero llorar.

Antes de que de nuevo emprenda marcha el camión, me colocó mis audífonos y pongo en "play" el reproductor de música. Las lágrimas se aglomeran con más fuerza al escuchar la canción.

"¿Puedo ser honesta? Solo quiero hablarte de como me siento en realidad... Me escondo bajo una sonrisa, bajo una mentira... Duele ser sincero."

¿Acaso la música entiende mi estado de ánimo? ¿Acaso es un suplicio en escuchar una melodía cuando tú estás por los suelos?

No... Al parecer es la única que logra comprenderme por completo en ese momento.

Enfoqué mi vista en la ventana del transporte público. El panorama se presentaba de forma borrosa ante mis ojos. Oh mierda. Estas estúpidas lágrimas no me dejaban ver a mi alrededor. Suspiré, me limpié las gotas gruesas y húmedas de agua salada y fingí de nuevo que no pasaba nada.

Pero pasaba de todo.

Un niño iba sentado frente a mi. El niño me miró sorprendido, después una mueca extraña, similar a la de compasión se dibujo en su rostro. Me sentí más mierda de lo que ya me sentía. A los pocos minutos de que el transporte reanudara su camino, un señor de la tercera edad se sentó a mi lado. Me miró, y por unos minutos titubeó en si dirigirme la palabra o no.

Fingí una vez más que no pasaba nada. Qué no lo había visto. Y me dejó en paz.

El resto del trayecto fue doloroso. Mientras las canciones tocaban y escuchaba el ritmo y la sensación de mis emociones, las lágrimas amenazaban con salir ahora acompañadas de esos gemidos de dolor y desesperación.

¿Qué podía hacer?

No podía soltarme a llorar como un crío en la vía pública.... Aunque a decir verdad, si me lo preguntan, era la primera vez en mi vida que no me importaba mucho si me veían llorar. La verdad, nada me importaba en ese entonces. Cuando llegó el momento de bajarme, los pocos pasajeros que quedaron me observaron con confusión, miedo, curiosidad y...lastima. 

Bajé lo más rápido que pude, antes de que mis ojos registraran esas muecas y mi mente las grabará a fuego. Caminé demasiado, había tomado la ruta larga para llegar a casa. La verdad no me importó. El sol calaba como el mismo calor del infierno; solo me coloqué mi chamarra y el gorro de la misma para cubrirme de la luz. El calor era insoportable, pero no más que mi dolor.

Continué caminando, con la vista baja, observando directamente el pavimento. ¿Desde cuando el color del concreto de las calles era tan triste? No lo sé... Era la primera vez que lo veía.
.
.
.

Al llegar a casa, me encerré en la habitación, no me preocupe en si el teléfono sonaba, en si mi perro me recibía feliz... Yo no estaba feliz. Así que no podía compartir la alegría de él. Le ignoré; creo que él sintió lo que yo sentí unas horas atrás. Más tarde le pediría disculpas de la manera adecuada.

Llegada la tarde, mamá vino a visitarme. Llevábamos tiempo sin vernos, para ser exactos dos años y medio. Y al verme, se quedó en silencio, en vez de abrazarme, estrujarme y decirme que me había extrañado... Solo se limitó a decir:

-¿Qué tienes hijo?
-Nada...-respondí bajando la cabeza.
-¿Qué tienes?-volvió a preguntar, ahora con un terrible nudo en la boca.
-Na-Nada...-dije en la misma posición.
-¿Estás bien?
-S-Sí...-dije llorando.- E-Estoy...

Mamá me abrazó. Me consoló lo necesario, y fue suficiente para mi el soltarme a llorar. Lloré como hacía demasiado tiempo no lo hacía, me aferré con fuerza en el pecho cálido y ahora agitado de mi madre. Mis oídos escuchaban sus intentos por no romperse a llorar y preguntarme desesperadamente que era lo que me pasaba.

Una vez me tranquilicé, alzo mi cabeza y me secó las mejillas. Me observó. Sus bellos ojos avellana me miraban ahora cristalinos, y en ellos estaba dibujado con claridad el matiz de desesperación. Sonreí forzadamente y tratando de aguantar las lágrimas. Le miré. Sonreí.

-¿Qué tienes hijo?-preguntó de forma dulce.
-Nada mamá...-contesté.-... Es de esas veces que te sientes triste.- mentí.
-A pesar de que no nos vemos todos los días, y nos hemos distanciado...-se le quebró la voz.-...Te conozco, por que eres.... mi hijo...

De nuevo nos fundimos en un abrazo. Ella me consoló como en esos momentos lo necesitaba.
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Y ahora estoy frente al computador escribiendo con lágrimas, rememorando de forma rápida, sencilla y menos dolorosa el día de hoy. Ya es demasiado tarde, pero aún así me gustaría sacar el como me siento de verdad.

Mi perro esta acostado en mis piernas. Le pedí disculpas.... Y él me perdonó. Me gustaría que el resto fuera así conmigo. Como mi fiel y pequeño amigo, pero no se puede tener todo en esta vida.

No sé si alguien  leerá esto, y pues sinceramente no me importa si es leído o no. Yo solo quiero expresarme, quiero sacar todo lo que eh llorado, todo lo que me costo fingir que no me había pasado nada. Simplemente deseo el poder sacar la desesperación que se aloja en mi pecho en esta noche.

Mañana quizás sea otro día, en donde olvidaré por completo los sucesos del día de hoy. Mañana quizás las cosas regresen a su normalidad. Y eso me haría más feliz que nada.

Peor por ahora. Solo me lamentaré en esta Nostalgia que es lo único  que puedo sentir.

27 de abril de 2013

Hay un lugar...



¿Cuántas veces te has sentido así?

Solo.

Abandonado.

Sin apoyo.

Haces la cuenta y no te son suficientes números para contar con exactitud las veces que te has sentido de esa forma; sabes que ni tratando de rememorar cada una de esas situaciones podrías contar el sin fin de veces que has estado así.

Pero eso no importa.

Hey... Si, tú; el que está leyendo esto.

¿De verdad te sientes de esa forma?

En serio... ¿De verdad crees que estas solo?

¿Qué a nadie le importas?

¿Qué por más que pidas ayuda, nadie te la dará?


De verdad, ¿Es tanta la Soledad que dices tener?


Tonto.


Siéntete realmente solo, cuando ni tu propio reflejo en el espejo te salude todas las mañanas.

Siéntete solo cuando tus amigos, dejen de llamarte así. Amigo.

Siéntete solo cuando ni la Madre Naturaleza te reciba con un cálido rayo de sol, con una ligera y abrazadora brisa o con una gélida pero refrescante lluvia.

Hay un lugar... Estoy segura de que hay un lugar en donde al menos, una persona... Si, una sola persona se preocupa profundamente por ti. No sabría decirte en donde está ni quien es, pero puedo asegurarte que de los billones de personas existentes en el mundo, UNA está preocupada por ti en este instante.... ¿Y aun así dices que estás solo?

Hay un lugar en este mundo en donde las esperanzas y los sueños no se pierden... Solo es cuestión de pelear un poco más y no dejarse rendir nunca más.

Tienes que intentarlo un poco más.

Tienes que dar un extra, ¡Demuestra que mereces esa felicidad!

¡Demuestra que tus esfuerzos no son tontos!

Hey... Cuando las cosas realmente vayan muy mal, cuando pienses que no tienen solución; solo hay una cosa que quiero que sepas: No estás solo, nunca más.
Abre un poco tus ojos... Para que veas que la soledad tiene compañía. Si... Son esas personas que viven en las sombras preocupándose por ti. ¿Has pensando en ellas mientras lees esto? Entonces... No estas por completo solo.

Puede que las situaciones a tu alrededor te hagan pensar de esa forma... Y es normal, a final de cuentas, no sabes cómo actuar ante ellas. Es normal que pienses que hasta Dios te ha abandonado... Es normal que pienses que tus amigos se olvidan de ti, no se preocupan lo suficiente o no saben mucho de ti... Pero ellos, créeme están más agobiados por que no saben cómo ayudarte.

Tranquilo.

Respira hondo y saca todo ese aire.

Grita si es necesario... Si eso saca toda la frustración, entonces hazlo.

Llora si crees que así puedes limpiar tu alma.

Solo recuerda...


Hay un lugar en el mundo en donde las esperanzas y sueños jamás se pierden, ¿Dónde es? Tú sabes perfectamente donde está... Pero lo más importante es...

Qué no estás solo.

Nunca más.

26 de abril de 2013

No estás solo

Caminas por las calles repletas de personas. Las miras a los rostros y ninguno se te hace conocido.

No te sorprendes. Era de esperarse que cada uno de esos rostros fueran cien por ciento desconocidos para ti.

Sigues caminando, ahora te mueves al ritmo de la música, comenzando a desentonar poco a poco con la actividad de las personas. Ellos te ven por un rato, y después... Te vuelven a ignorar. Como siempre sucede. Bajas la cabeza y suspiras.

¿Qué es lo que haces mal, para que todos te ignoren?

Haces una introspección y recuerdas cada una de las cosas poco relevantes de tu vida. Eres buen alumno; no uno de los mejores, o de excelencia. Pero al menos no das problemas. Eres un buen hijo; sí ahí en definitiva no hay quien pueda ponerte pero; eres un buen ejemplo de hermano mayor, un buen hijo y un pilar fuerte en tu hogar. 

Sigues penando mientras caminas con mayor lentitud sobre la banqueta quebrada... Eres un buen amigo. No uno de los mejores, ni de los que todo mundo desea tener, o como se "supone" que es un amigo de verdad. Pero al menos estás ahí apoyando, ayudando, cuidando y protegiendo a aquellos a los cuales llamas amigos. 

Te detienes con brusquedad, por que un coche paso demasiado cerca de ti. Miras con desinterés el semáforo; era obvio, los automóviles tenían el paso y no los peatones. Te regañas mentalmente. Cuando reanudas tu caminata sigues pensando en por que las personas se empeñan en ignorarte.

Al parecer no tienes una respuesta certera. ¿Cómo saber el porque? No tienes ni la más mínima idea.

Suspiras.

Caminas hasta llegar a una banca de un jardín pequeño. Te sientas ahí y metes las manos en los bolsillos de tu saco; observas con cuidado a los niños, a los adultos, a los vendedores y sientes que no encajas en ese mundo. Ya no más. Desde que empezaste a tener esos pensamientos, desde que comenzaste a ser ´mas tú y menos "lo que ellos digan" desde ese entonces comenzaste a sentir que en el mundo en el cuál vivías ya no encajabas a la perfección. Y poco a poco tus orillas se fueron erosionando, con aprendizajes, enseñanzas, palabras, consejos, lágrimas, sonrisas... con un sin fin de cosas; para que al final tus piezas completamente erosionadas no encajarán nunca más con las del resto.

¿Por que? Te preguntas mirando repentinamente el cielo.

¿Por que?



Por que... ¿Sentías está soledad? ¿Por que sentías que las cosas poco a poco comenzaban a empeorar a más no poder? 

Trataste de no llorar. 

"Los hombres no lloran" Te llegó  a la mente.

¡Pero eres un ser humano! Eres solo un chico/a que está confundido, ¿Aún así se te  tenía prohibido llorar? Tratas de reprimir, vaya que lo trataste de hacer, pero a final de cuentas, cuando las lágrimas salen, es por que solamente existe esa forma de expresar aquello que te has callado, que no has comprendido y que muchas veces no quieres que la mayoría de las personas conozcan.

Dejaste de ver el cielo y miraste  a tu alrededor. Nadie se percato de tu gran tristeza. Bueno, te hubiera sorprendido que en verdad alguien la tomará en cuenta. No te inmutaste por ello y  seguiste llorando. Una brisa de aire golpeo con delicadeza tu rostro, haciéndolo sentir un poco mejor y despabilando tus pensamientos.



Llegas a un punto que, de tanto pensar te quedas en blanco.

Cero. No piensas nada más y todo lo que tenías en mente, se fue por el drenaje.

Solo te limitas a ver como unos pajarillos canturrean y juguetean bajo las ramas de un frondoso árbol. Ah~ Qué bellas son ese tipo de cosas, piensas después de un rato.

Entonces, levantas una vez más la vista al cielo y te quedas admirando aquellos algodones llamados nubes. Sonríes, pero no sabes si es una sonrisa de tristeza, nostalgia  alegría o de ese tipo de sonrisas que tienen los protagonistas de los libros y películas cuando, se dan cuenta de la realidad.


Te limpiaste las lágrimas y aspiraste con gran fuerza el aire, sacándolo poco a poco de tus pulmones.

Estabas más tranquilo, si. Y aunque no obtuviste lo que querías, o no estuvo alguien ahí para ti, dándote apoyo moral, verbal o físico, sabías que, en algún lugar de ese gran globo terráqueo  estaba en la misma situación que tú; o que, te deseaba lo mejor del mundo.

Sonaba tonto, si. Pero sabías que no eras el único con esa situación. Además, no estabas solo. Todos los días te levantabas y podías ver a la perfección tu reflejo en el espejo, todos los días había personas que te preguntaban si estabas bien, si habías dormido, descansado, si estabas triste o si habías probado bocado en el día.

Es más ahora que lo pensabas, no estabas tan solo como tú creías estar.

29 de marzo de 2013

Diez Mandamientos




1.- Amarás a Dios por sobre todas las cosas.

Muchos son “Ateos” o Agnósticos, y eso está bien. Pero para aquellos que creen en Dios, ¿Es suficiente solamente aferrarse a él? Sabemos que el hombre se tiene que aferrar a algo supremo a él para al menos tener un poco de esperanza y creer que existe ese poder divino que nos “guía y ayuda” Pero… ¿Por qué solo dejarlo todo a la suerte de ese Ser Supremo? ¿Porque culpar siempre a esa Divinidad de nuestros errores?

Ah pero cuando se trata de un logro o una victoria, la mayoría suele decir que fue gracias al esfuerzo de uno mismo. ¿Dónde quedo el amor por ese Dios?
¿Por qué algunas veces, se le da más importancia a lo material y físico que a eso que a uno le hace creer que ese Dios está en algún lado? “Amarás a Dios por sobre toda las cosas”…. Muchos aman más sus  posesiones que a la misma familia o al mismo Dios.

2.- No jurarás el nombre de Dios en vano.

Más de una vez has jurado por Dios, prometiendo y diciendo que él está de testigo. Y que si no un castiga has de obtener… Quizás lo que te pasa día con día es aquel “castigo” que pediste si era mentira tu “juramento”.

3.- Santificarás las fiestas.

Y es que es fácil de responder… ¿Qué es lo que se celebra en Semana Santa? ¿Las fiestas religiosas? ¿O las fiestas que estarán una vez terminadas las ceremonias religiosas? Muchos lamentablemente creen que, santificar fiesta es ir una vez terminados los rezos para ir y comer los tamales y el atole que se dará después de ello. O ir a adorar a un santo como si fuera su propio Dios.

4.- Honraras a tu padre y a tu madre.

¿Cuántas veces no les hemos honrado? Cuantas veces; ¿Hemos pensado más de una barbaridad? No confundas con honrar y obedecer; no es lo mismo. Una cosa es honrar a tus progenitores; llevar en alto el apellido con orgullo y no avergonzarte de tus raíces. Obedecer es otra cuestión. Muchos hijos creen que el “honraras a  tu padre y a tu madre” hace referencia a hacerles caso, ser sumisos y dejar que ellos decidan toda tu vida. Eso es un error.

Pero muchas veces nos preguntamos los hijos…. ¿Ellos que hacen para merecer ser honrados?

Esa respuesta depende de cada quien.

5.- No matarás.

¿Cuántas veces no has matado? Oh sí, aunque tú hagas memoria en este instante y estés seguro de que no has matado a alguien; lo has hecho.

Has matado… Pero no físicamente.

¿Cuántas veces no has matado a una persona con tus palabras?

¿Con tus actos?

¿Con tus actitudes?

¿Cuántas veces?

Y es que el “No matarás” no solo aplica a la ley de lo tangible; a lo físico. Hace mención también a otros aspectos. Porque unas simples palabras, unos cuantos actos y ciertas actitudes, perjudican más a esa persona (o personas) de lo que tú crees. Aquella ex pareja, aquel viejo amigo, al profesor que decepcionaste por x o y razón. A tus padres e incluso a ti mismo.

El matar no solo se limita al hecho de finiquitar una vida; sino más bien, a matar esas esperanzas y esas posibilidades  que todos alguna vez hemos tenido.

Y ahora te pregunto…. ¿Cuántas veces has matado?

6.- No cometerás actos impuros.

¿Qué es un acto impuro en sí? En la biblia podría ser definido como “acto en el cuál un hombre desea ya sea con la mente, el corazón o el cuerpo a alguien que no sea su pareja conyugal” Ahora yo pregunto… un acto impuro no sería ¿Una violación? ¿Golpear a tu esposa e hijos? ¿Acosar a personas de diferentes razas u orientaciones sexuales?

Creo que, un acto impuro, no hace referencia a solo tener el acto sexual con otra persona fuera del matrimonio; o como se mencionó con el simple hecho de pensarlo o desearlo, ya es impuro; creo que; un acto impuro va más allá de lo sexual. De los deseos o placeres. Va más allá de todas esas cuestiones carnales que la iglesia solo menciona.

7.- No robarás.

¿En qué sentido? Se puede cometer robo de muchas formas y en muchos sentidos. Sí; se está de acuerdo que el tomar cosas ajenas sin el consentimiento del dueño de ellas es robo; pero… ¿Es robo también, cuando un padre de familia toma pan para alimentar a sus hijos? ¿Cuándo no tiene nada que comer y toma algunas frutas para darles aunque sea algo para calmar el hambre de sus pequeños? ¿Eso también es robo? 
¿Es robo el enamorarse de alguien más aun así cuando esa persona está con otra? ¿Es robo que los políticos nos llenen de mentiras y nos saquen cuanto impuesto puedan a diestra y siniestra y nosotros nos hagamos de la vista gorda?  ¿Es robo de tiempo el estar esperando en las filas perdiendo quien sabe cuántos minutos de tu “valiosa vida”? Qué la señorita le haya dado centavos de menos; o de más… ¿Eso también es robo?

8.- No mentiras.

Dicen a los niños “No digas mentiras” pero cuando vienen a cobrar las deudas o una persona no desea llama por teléfono, ¿Qué es lo que le dices al pequeño? “Dile que no estoy” “Qué regrese más tarde porque estás solo” o cosas así, ¿No? ¿Cuántas veces no has mentido por bien? Pero la verdadera pregunta es; ¿Y si ha hecho bien?

Dicen que cualquier tipo de mentira es una falta grave, por más piadosa que sea. ¿Es malo hacerle creer a tu hijo que puede lograr lo que se proponga? ¿Qué es bueno seguir sus sueños? ¿De hacer saber su opinión? 

¿Eso es mentira? ¿El hacerle creer que este mundo puede mejorar?

¿Está mal decirle eso a los pequeños?

9.- No desearás a la mujer de tu prójimo.

La carne es carne a final de cuentas. ¿No? Y es válido el sentir atracción ya sea física, sexual, psicológica o de cualquier tipo de índole hacia una tercera persona. ¿Por qué solo hace énfasis en “mujer de tu prójimo”? Hoy en día ese mandamiento ya no aplica. Porque algunas veces desean a los hijos, a la mujer, al perro o incluso al mismo prójimo. Algunas veces está bien el desear; a final de cuentas somos seres con pulsiones o deseos que satisfacer y por sobre todas las cosas somos humanos.

 10.- No codiciarás los bienes ajenos.

Muchas veces y más de una ve, de forma inocente o consiente hemos deseado las cosas o la vida que tiene x o y persona. Ya sea de buena o mala manera; pero la cuestión, pienso yo; es en la forma en que deseas esas cosas. Porque si  ves lo del prójimo como algo que “tú también puedes obtener” supongo que no está mal. Porque también tienes el derecho y las mismas posibilidades de ganarlo; solo queda en tu esfuerzo y en tus propias decisiones y convicciones el tenerlo o no.

Pero si aquello que posee el prójimo, lo ves desde otra perspectiva, desde una más negativa y destructiva; eso puede que tal vez, sea envidia. Y eso… Es otra historia.

27 de marzo de 2013

Unas letras para ti


“Querido Padre:

Espero que al leer esto, estés bien…

¿Cómo has estado? Espero que bien. Sé que no hablamos mucho… Por no decir nunca. Pero creo que hoy… necesito escribirte unas cuantas letras, para expresar aquello que no te conté hace mucho... mucho tiempo.

¿Sabías que tú eras mi héroe? Jajaja. Sí, aunque no lo creas papá siempre fuiste mi héroe, nada de personajes ficticios por televisión, héroes super perfectos de películas, caricaturas, comics, lo que sea… Ni siquiera otra persona ajena a la familia. Siempre fuiste tú. Fuiste mi inspiración, mi héroe, mi ejemplo a seguir.

¿Por qué?

Vamos papá. Sé que lo sabes, pero aun así, quiero decírtelo. Porque a pesar de las tempestades, de los problemas y de las pocas situaciones favorables que vivimos como familia, supiste superarlas, supiste darle un sustento a tu familia, a brindarnos energía y alegrías a mis hermanos y a mí. Supiste darle ese amor y esa comprensión y apoyo que mamá necesitó en su embarazo.

Simplemente… Enfrentaste toda la vida con fuerza y energías, para ayudarnos a salir adelante.

¿Quieres más motivos para ser una persona digna de admirar? Déjame te cuento que hay más de uno para tomarte como ejemplo.

¿Cómo lograste pasar todas esas pruebas que la vida t dio? ¿Cómo afrontaste todo con tanta decisión y valentía? ¿No tenías miedo? ¿No tenías miedo al fracaso? ¿A la pérdida? ¿Cómo fue que seguiste en pie, cuando todo a tú alrededor te daba más de un motivo para derrumbarte? ¿No lloraste de desesperación, dolor, frustración y miedo?


Recuerdo aquellos momentos y solo soy consciente de un solo recuerdo nítido como la luz del sol: A mi padre, sentando en la mesa, pensando.

Jamás te vi llorar. Jamás vi que gritarás o te desquitarás con mamá o con mi hermano mayor. Jamás te vi sumido en alguna adicción. Ni te vi robar. Ni pedir limosna. Y mucho menos, te vi causar lástima a otros. Al contrario. Día con día salías a trabajar, a conseguir pan para nosotros, para brindarnos un mejor futuro; una mejor educación, siempre con la frente en alto y reconociendo tus carencias actuales, sin vergüenza sino con orgullo.

Paso el tiempo y todo mejoro. La familia iba bien, todo estaba mejorando pensamos y tu una vez me dijiste “Por más oscuro que este el camino, siempre habrá algo que alumbre; ya sea una lámpara, una vela; una luciérnaga o la misma luna la que alumbre tu camino, hija.” Y son las palabras que más se quedaron grabadas a fuego en mi mente. Y creo en ellas fervientemente.

Pero como dice un dicho muy famoso “Después de la calma viene la tormenta”. Y así fue; mamá enfermo de cáncer y todo empeoro para ti. Ella ya no podía hacer las mismas cosas. Tú solo me explicabas a mí que mamá estaba enferma, pero jamás me explicaste eso. Y por un lado lo agradezco. Porque a mis cortos seis años, no sabía que pasaba con la enfermedad de mamá. Pero después, todo empeoró. Sus quimioterapias, o “baños” como decías tú, no funcionaban.

Algunas veces mi hermano mayor lloraba en silencio acostado en su cama. Y yo solo le escuchaba desde mi cama. No entendía el por qué él lloraba así. Ni por que al ver a mamá tan cansada, tan acabada y apagada se soltaba a llorar como crío y ella le consolaba con notoria tristeza. Yo solo creía… Qué ella estaba muy enferma, y que pronto, con la medicina del doctor, mejoraría…

Ah, lo siento papá, eh mojado las hojas. Pero el recordar aquello y saber que no tenía nada de conocimiento de lo que mamá paso, me hace sentir tan… Triste y mal; y el recordar los rostros afligidos de mamá y de mi hermano, me ponen peor. Lo siento papá. La carta está algo arrugada ya.
Pero regresando a lo que quiero decirte… El día que mamá murió, no te vi llorar. Una  vez más observe al hombre fuerte y decidido que conocí en nuestros momentos difíciles. No lloraste ni te quebraste. Al contrario, nos consolabas a mi hermano y a mí. A él no le explicabas que pasaba, porque él ya sabía. Pero a mí… a tú pequeña hija de siete años ya; le decías que mamá se durmió para siempre. Qué ya no regresaría y que Dios la estaría cuidando bien. Y como consecuencia, ella nos cuidaría a todos.

Pero ¿Sabes? Ese día, vi algo en tus ojos que me confundió.

¿Por qué papá estaba triste? Por qué tus ojos verdes… ¿Estaban apagados? Siempre amé tus ojos papá, tus ojos de un bello e intenso color verde esmeralda. Y lo mejor de todo, es que tenían un brillo tan especial que era simplemente hermosos. Entonces… ¿Por qué ese día se veían apagados? ¿Por qué no eran tan bonitos a como los recordaba?

En ese entonces, solo pensé que extrañabas a mamá. Y nada más.

Recuerdo como los años siguientes fueron difíciles para todos; para mi hermano, para ti, para el bebé y para mí. Trabajabas de noche; porque en el día te hacías cargo de nosotros tres. Con la ayuda de mi hermano cuidabas y criabas al bebé; me llevabas a la escuela, ibas a nuestras juntas, eventos especiales y un sinfín de cosas. Tratabas de cumplir dos papeles importantes en nuestra ahora incompleta familia: Mamá y Papá.

Algunas veces eras muy estricto, pero otras… Eras muy bueno.

Cuando entré en la adolescencia; lo confieso; muchas veces pensé que te odiaba. Y me arrepiento por ello como no tienes idea. Solo por el simple hecho de que no me dejabas hacer lo que las mamás de mis otras compañeras si las dejaban. E incluso recuerdo que el día que tuvimos una discusión por una estúpida fiesta; te grité “Tú no eres mamá, ella está  muerta, no trates de suplirla” Lo dije solo porque estaba molesta… No porque en verdad lo sintiera.

Ese fue el primer día en que mi hermano me puso una mano encima. Me dio una bofetada y me dijo serio y completamente molesto: “Jamás vuelvas a juzgar a papá de esa forma. No sabes… Lo que él ha hecho por nosotros”. Era adolescente, y no sabía lo que decía y hacía. No me estoy excusando, solo que; en ese momento tenía  cosas más importantes que atender que esas (En ese entonces, mis tonterías eran importantes).

Pero llegó el tiempo en el que mi hermano mayor tuvo que irse. A hacer su propia vida, una vez entrado a la universidad. Recuerdo que ese día tú te pusiste muy triste. Porque tu hijo más grande, ya podía valerse por sí mismo y se iba a estudiar al extranjero porque la escuela en la que estaba le había brindado esa oportunidad, que tú jamás pudiste darle. Recuerdo que, el día de su partida, ambos se abrazaron, y él lloró como el pequeño de once años que lloró alguna vez en su habitación cuando mamá estaba enferma. Tú solo te limitaste a sonreír con tristeza y a cubrirlo con tus brazos paternales. Una vez más, no vi llorar a mi padre.

¿Por qué no llorabas papá? ¿Te costaba mucho? ¿Te daba vergüenza? ¿Desconocías lo que eran las lágrimas?

Bueno, como sea. Después de eso, llegó el momento en el que al igual que mi  hermano mayor yo partía de la casa. Pero porque era una estúpida chica que se dejaban llevar por el momento. Jamás me detuviste y solo te limitaste a darme la bendición y a decir que las puertas de la casa, siempre estarían abiertas para mí. Pensé que a lo mejor tú me estabas corriendo de casa –literalmente- Pero entendí, muy tarde por cierto. Que tú solo me estabas dando esa oportunidad de conocer y experimentar, aquello que solo se puede hacer por medio de experiencias.

¿Sabes? A pesar de que aún era una adolescente algo loca, era la mejor en la clase. En el campus todos conocía a tu hija, ¿Sabes? Era muy lindo ser la mejor reconocida en el lugar, por buenos estudios, dedicación y calificaciones. Y solo lo hacía para que tú estuvieras orgulloso de mi al menos un día de tu vida.

Pero creo, que siempre lo estuviste de nosotros.

Paso el tiempo y luego llego el momento en el que mi hermano menor también tuvo que partir. A diferencia mía, él era el más apegado a ti, pero al igual que con mi hermano mayor, solo le abrazaste, le deseaste buena suerte y le dijiste que las puertas estaban abiertas para cuando quisiera regresar.

Y te quedaste solo. En esa casa. Con tantos recuerdos. Con tantas alegrías y tristezas. Te quedaste solo.

¿Qué pasó en tus tiempos de soledad papá? ¿Llorabas? ¿Reías?  ¿Te sentabas en ese feo sillón a recordar el pasado? ¿Te ahogabas el licor?

¿Qué es lo que pasaba en esos momentos por tu cabeza?

Jamás supe y jamás lo sabré.

Porque ahora, escribo estas líneas frente a tu tumba. Sé que es muy tarde para expresar todo lo que por años callé, pero al menos quiero sentirme un poco en paz conmigo misma. La conciencia me remuerde terriblemente y hace que me sienta miserable día con día.

Lo sé, es egoísta de mi parte, el solo pensar en mí. Pero ahora, que eh escrito esto y recuerdo cada uno de los momentos vividos a tu lado padre, sé que jamás me reprocharías nada y entenderías mis razones.
Fuiste un buen padre. El mejor que tuve. Y si pudiera elegir una vez más a mi familia. Sin duda los elegiría a ustedes sin pensarlo.

Gracias por las lecciones silenciosas que me diste.

Gracias por los consejos, las reprimendas; las pláticas y castigos brindados.

Gracias por la paciencia, la humildad, nobleza y bondad que nos enseñaste.

Pero gracias por sobre todo; ser como eras: fuerte, valiente; decidido y capaz. Y también, por ser nuestro padre.

De hija a padre, te digo en estas líneas, que agradezco cada uno de los momentos que nos brindaste contigo. Y espero de ante mano, que estés junto a mamá, cuidando de nosotros en donde quiera que estén los dos.

Creo es todo. No te preocupes por mi hermano menor. Él estará en buenas manos, lo mejor de todo, es que criaste a dos hijos mayores de la mejor forma posible. Así que, puedes estar paz.


Saludos a mamá.

Y nos veremos pronto.
Te amo papá.”