5 de enero de 2013

Solo para dos

El día era demasiado bello. A comparación de mi estado de ánimo que era una mierda. Me quedé sentado en la banca viendo como su silueta se desvanecía entre la poca gente que había en aquel colorido parque.

"Ya no te amo" habló.

Le miré incrédulo. ¿Era una broma? ¿De verdad? Pero... Pero... ¡Estábamos a vísperas de nuestra boda! ¿Como no iba a amarme después de tanto tiempo y a tan poco tiempo de la boda?

"¿Es en serio?" dije incrédulo.
"¿Crees que bromearía con algo así?" refuto molesta.

Negué con la cabeza. Ambos nos quedamos en un incómodo silencio. Bueno, yo más que ella. después de tratar de que las ideas se acomodarán en mi caótica cabeza; hiperventilé varias veces hasta estar más calmado. Bajé mi mirada y evité verla a toda costa a sus ojos verdes.

"¿Desde cuando?" pregunté.
"..."

Se quedó en silencio. Eso me molestó. Apreté mis manos que estaban hechas puños hasta que los nudillos se pusieron blancos. respiré hondo una vez más más y con voz fuerte y segura le volví a preguntar:

"¿Desde cuando?"
"Dos años" contestó algo intimidada.

Si las leyes de la gravedad me lo tuvieran permitido mi mandíbula estaría ahora mismo en los suelos. ¿Dos años? ¿Dos malditos años? ¿Porque aguantar tanto?


¿Qué era lo que la tenía atada a mi?



¿Lastima?
¿Miedo?
¿Peligro?
¿Otra persona?



"Porque... ¿Porque no dijiste nada?"

"No lo sé..." Murmuró "Pero... Yo...Yo..."
"Hay alguien más, ¿No es así?"

Ella se quedó congelada en su sitio.

Bingo.

Había dado con el motivo principal del problema.

Por lo regular las relaciones de este tipo -o mucho más jóvenes y frescas.- terminan porque siempre había una tercera persona involucrada. Ya sea la mamá, el papá, el hermano, un amigo, un amante inclusive podría decirse que hasta el mismo perro. Pero por lo regular siempre había un  tercero en una ecuación de dos.

"¿Qué haremos con la boda y los preparativos?" pregunté aun sin mirarla.
"Quiero que lo cancelemos todo"
"¿Crees que es así de fácil?" pregunté ahora molesto "¿Crees que a estas alturas es tan sencillo?"

Y por primera vez en ese rato la miré.

Me arrepentí de haberlo hecho. En serio que lo hice.

Sus bellos ojos verdes estaban vidriosos  por sus mejillas -rosadas- corrían varias gotas d agua salada denominadas lágrimas, su labio inferior temblaba de sobremanera  tratando de callar aquellos  sutiles y débiles gemidos  y su pequeña nariz fina comenzaba a ponerse roja.

"Lo...Lo...Si-Siento" murmuró ahogándose con su llanto "Yo...No quería...Pe-Pero...Yo..."

Una vez más me arrepentí de mis actos.

Tomé sus manos delgadas y frías y miré el anillo de compromiso que aún portaba en su dedo anular. Las cobijé con mis manos tibias y le sostuve su mirada esmeralda atormentada por un largo rato.

"Dime...¿Lo amas?"

Ella rompió la conexión de nuestras miradas, bajando su rostro y dejando que su cabello rubio y ondulado le cubriera el rostro. Suspiré frustrado. Sabía que ese acto era un rotundo "si" pero tenía que oírlo de su propia boca. Por más masoquista que fuera la situación, tenía que oírlo.

Con una mano tomé su barbilla y la obligué a mirarme. sus ojos ahora estaban rojos por el llanto y su nariz comenzaba a congestionarse.

"Responde...¿Lo amas?" pregunté una vez más.
"Con todo mi corazón" respondió con un hilo de voz.

Algo dentro de mi se quebró. Traté de sonreír.  Pero en vez de eso, lágrimas fueron lo que acudieron a mi.

"Perdóname"murmuraba llorando "Perdóname en verdad, perdóname"
"Yaa... N-No pasa nada" contesté.

Ella me abrazó fuertemente y lloró en mi pecho. Traté de ser fuerte, pero que el amor de tu vida te diga en la cara que ama a otra persona que no eres tú; es un golpe demasiado fuerte para uno. Derramé unas cuantas lágrimas y me calmé. Había personas en el parque que estaban al pendiente de nosotros.

Ella se alejó limpiándose los ojos y nariz, para después quitarse delicadamente el anillo de plata que le había dado. Lo colocó en mis manos, me besó con ternura en los labios y se puso de pie para después comenzar a desvanecerse entre las personas.

Me quedé atónito. Esa fue su forma de despedirse. Y hasta cierto punto se lo agradecí. Metí el anillo en la bolsa izquierda de mi camisa y miré el cielo. Suspiré.

Suponía que las cosas así tenían que ser. Ella con alguien más; yo pensando en una relación de dos. Estaba sentado en el parque pensando que...

Ella se había ido.

Que todo había terminado.

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