19 de mayo de 2012

Cansancio




Abres los ojos una vez más, la luz del día te es molesta. Ya no soportas más, te tapas instintivamente los ojos con las sabanas sin importar que tu madre este gritando que se te hace tarde para ir al colegio. Miras el reloj cansinamente entre un ligero hueco de las sabanas; son las siete de la mañana y el sol ya está a todo lo que da.

Maldices a los cuatro vientos y quieres que en ese momento el fin del mundo llegue para que tú no e levantes de tu cómoda y cálida cama. Pero sabes que no es así, sin muchos ánimos y completamente resignado te levantas poco a poco de tus santos aposentos tratando de mentalizarte y de decirte que hoy será un buen día, que hoy será un día mucho mejor al resto de los que has tenido.
Pero caes en cuenta de que no lo será.

De nuevo está ese dolor. Llevas semanas con ese cansancio que no te deja hacer tus actividades diarias; sientes de nuevo como una presión fuerte recae en todo lo que viene siendo en la parte de los omóplatos. Tratas de ignorarlo nuevamente pero a los pocos minutos ya te esta quejando del terrible dolor de espalda que traes.

Sin más que un suspiro te das una ducha y te arreglas para ir a la universidad.

Ya abajo, en el comedor y en el ambiente familiar, los presentes a verte entrar te miran con rostro extraño, tu madre solo te barre con la mirada, tu padre te ignora olimpicamente y tus hermanos pequeños se alejan de ti. Los miras con algo de extrañeza y te preguntas ¿Qué sucede?

-¿De nuevo con aquel dolor?- pregunta tu madre algo cortante.
-Si.- dices cansado.- Ya no sé que hacer, me siento más cansado día con día.
-De tanto tiempo que la pasas vagando en la calle.- comenta con ponzoña tu padre.

Ignoras el comentario; te sientas en la mesa y te dispones a comer de un solo bocado lo que tu madre te ofrezca de almuerzo. miras con curiosidad a tus hermanos y ellos rehuyen tu mirada, ninguno de los do pequeñines quieren mirarte o si quiera estar cerca de ti. Mamá casi estrella el plato de comida en tu rostro, la ves pasmado y ella solo rueda los ojos.

¿Qué le pasa a todo mundo? Te preguntas.
Guardas silencio y comes todo lo que hay en el plato. Te cabreas de sobremanera; esta es la cuarta vez en la semana que el almuerzo no te sabe a nada, solo es... algo; más sin embargo no le encuentras el sabor a aquel plato de chilaquiles con frijoles refritos. ¿Porque no te sabe la comida? Pruebas un poco de jugo de naranja y esté te sabe a agua natural. ¿Pero que demonios?

-Ya me voy.- dices molesto.

Todos te ignoran. Te da lo mismo, estás cansado de esta actitud de tu familia. Sabes que ellos no son así, pero a ultimas fechas, te tratan como escoria, como si fueras un asesino o el peor hijo del mundo. ¿Qué fue lo hice? les preguntaste una vez. Ellos solo se limitaron a verte e ignorarte. No los comprendes ni los piensas comprender. Total, quizás sea la edad. Miras el reloj de la pared y te has dado cuenta de que es algo tarde; subes las escaleras corriendo , te lavas los dientes, tomas tus cosas y estas dispuesto a salir de ahí; pero en la puerta de la casa tus dos pequeños hermanos están ahí esperándote.

-¿Qué sucede chicos? Voy algo tarde.- mencionas apurado.
Ambos se miran a los ojos y después con cierto miedo, te miran o tratan de hacerlo.
-¿niños?- dices poniéndote de rodillas frente a ellos.

Uno de tus hermanos el más grande -de tan solo cinco años- se acerca a ti como si te quisiera decir un secreto, mientras que el más pequeño -de tres años- toma fuertemente de la mano al otro.

-¿Porque esa persona te sigue a todos lados?- dice en apenas un susurro el pequeño.

La sangre abandona tu cuerpo, el alma se te va y quedas completamente paralizado en esa posición. Tus orbes completamente fuera de si miran a tus hermanos y ellos ya no te ven a ti. Miran atrás de ti. Quieres moverte pero no puedes. Quieres ver lo que ellos ven, pero no te atreves.
Llega tu madre, toma a los niños de la mano y se los lleva lejos mientras te grita que llegaras tarde  a la escuela. y como si de un interruptor se tratará te pones de pie, y sales corriendo de ahí.

¿Persona? Preguntas mentalmente. Pero si siempre andas solo. ¿Que fue lo que dijeron aquellos niños?
"Seguro fue una broma" dices para tus adentros.

Pero sabes perfectamente que tus hermanos no son ese tipo de niños que hacen ese tipo de bromas. El resto del camino vas tenso y no sabes como actuar, esas palabras de tu hermano menor rondan por tu cabeza y por una extraña razón no puedes realizar con tranquilidad tus actividades diarias.
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Regresas más cansado de lo normal a tu casa, durante el camino vas en ese estado automático que solo eres consciente de por donde vas y hacia donde; no sabes ni lo que haces lo que hablas o lo que ves.  El dolor en la espalda sigue más percistente incluso tuviste que ir a la enfermería  que te dieran algo para aliviar el malestar, pero nada te funciono. Una amiga tuya quiso abrazarte, pero al momento de tocarte la repeliste como si fuera un mosquito. ¿Qué es lo que sucede? Tomas el autobús para que esté por fin te deje en la casa y puedas llegar directo a dormir porque sientes que morirás a pleno camino.

Te sientas casi hasta el fondo del autobús y esté con el paso del tiempo se llena, pero por muy extraño que parezca, nadie toma asiento a tu lado, aunque esté abarrotado de pasajeros, nadie toma asiento a un costado tuyo, ignoras aquello y miras por la ventana. Comienzas a caer en la inconsciencia cuando una plática de lo más bizarra llama tu atención por completo.

Frente a ti se sientan dos jóvenes de instituto no mayores de quince años, vienen serias y platican en voz baja, pero tu por extraño que pareciera, te sientas mejor y prestas atención a la plática.

-Dicen que cuando sucede eso, es porque traes "algo" contigo.- dijo una de las chicas haciendo énfasis en "algo".- Escuche a uno de mis primos decir que él vio esa cosa a través de una fotografía.

-¿De verdad?- dice la otra algo perpleja.- Pero... ¿Como sabes que eso te pasa?

-Bueno, mi primo dijo que al principio comenzó a perder energías; que ya no tenía las mimas ganas de seguir y que con él traía un cansancio y un sueño extremadamente pesado...

Todo eso se te hace conocido, así que pones más atención.

-Despues de eso, dijo que conforme pasaban los días, se sentía mucho más pesado, la comida ya no le sabía a nada y que algunas veces perdía la consciencia de que era lo que hacia ciertos días...

-¿Como amnesia?-preguntó la otra.

-Si algo así.

-¿Entonces que era lo que traía?- preguntó entre temerosa y excitada la joven.

-Un demonio.-contesto con un susurro.- Esté le estaba robando energías y poco a poco el alma. Incluso uno de sus hermanos llego a comentarle que siempre esa mujer  lo acompañaba a todos lados.

Ahí caes en cuenta de que es lo que te sucede y sales del autobús. Por poco te estrellas con un coche, pero no te importo, vas completamente anonadado, norteado; incrédulo.
Todo lo que la chica narro, es lo que a ti exactamente te estaba pasando.

-Vaya, hasta que te das cuenta de mi existencia.- dice una voz.

Miras a todos lados y frente a ti, del otro lado de la acera ves a un joven vestido con elegancia, recargado en una señal de transito emanando altanería, elegancia y burla.
-No te preocupes, por ahora no te llevaré conmigo; pero ya era momento de que me vieras; me estaba molestando el que no lo hicieras.

Ni si quiera mueve la boca y puedes oírle claramente.

La cabeza te da vueltas; todo es confuso salvo una cosa.
El cansancio. aquel dolor en la espalda esa insipidez al probar los alimentos, todo lo que aquellas chicas mencionaron, ahora ya les encuentras un sentido.
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Abres los ojos una vez más cansado del grito de tu madre diciendo que ya es tarde para ir a la escuela, te estiras con pereza y una vez más te sientas en la cama. Te has acostumbrado a ese dolor. Ya es para ti algo normal, caminas hacia el baño y en el espejo ves claramente como ese chico esta abrazado a ti, como si tú fueras su apoyo.

Aquel cansancio poco a poco te esta matando.

Pero ya estas acostumbrado a ello.

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