1 de abril de 2014

Cuestiones...

¿Sabes? Son muchas cosas las que pasan hoy en día.

Hay miles de situaciones, que por más que desearas, no puedes manejarlas. No puedes controlarlas, ni borrarlas y mucho menos solucionarlas como “por arte de magia” Hay muchas cosas, que quisiéramos olvidar, que quisiéramos sanar… Pero la realidad de todo eso, es que simplemente están ahí; como una herida sin curar. Y por más que te esmeres, muchas veces no encuentras el antibiótico o algo que sane de tajo eso.

Hay días en los que ya no quiero levantarme. Desearía poder estar todo el día en la cama; sin salir de la calidez y la tranquilidad de mis cobijas. Hay días, en los que quisiera poder encerrarme por completo en mi cuarto y no salir en horas, días, semanas, meses… ¿Años, quizás? Hay días que me levanto con todo el ánimo; con la actitud para enfrentar al mundo y salir bien librada de muchas situaciones adversas que se presentan a lo largo del día… Pero pareciera que eso no es suficiente, que no es suficiente tener la “actitud y las ganas” porque siempre habrá algo y sobre todo alguien que se esmere con toda su vida a arruinarte el día, y en verdad trato… ¡En verdad que sí! Trato de no salir afectada por eso, y algunas veces lo logro… Pero y ¿Cuándo todos son así? Cuándo no solo es uno, sino ¿Dos, tres, cuatro, cientos, todos? Es más difícil salir bien librada de situaciones de ese tipo.

Y es así, como algunas veces comienzan mis famosas telarañas mentales. Cuándo, muchas ocasiones, hago de lado todo lo bueno que pudo o puede sucederme en el día, y enfocarme simplemente a toda la porquería que me lanzan. Sé que está mal, lo sé perfectamente; ¿Por qué enfocarme en solo la mierda que tiran? ¿Por qué? Sé que eso no es lo más correcto y adecuado… Pero… Hay días, hay días en los que, ni ganas de limpiarme de esas bazofias tengo.

¿Te ha pasado?

Qué dices “todo está bien, yo puedo” “No pasa nada, ellos son los del problema” pero que, las acciones, actitudes, palabras e incluso los gestos hacia ti te dicen… “TU eres la del problema” “TU eres la causante de esto” TU eres la que está mal” Y conforme a todo eso que te hacen sentir, ver, creer o pensar… No se te implanta la semillita de… ¿Y sí, sí lo soy? Está mal, está mal, está mal. Lo sé. ¡Lo sé! Pero… Es cansado.

En verdad, es muy cansado.

Escuchar, ver, sentir que y solo , eres la del problema. Siendo que tal vez tú estás inmerso en tu mundo. Siendo que tal vez, sí eres causante de otros problemas; más no de los que se te acusan.

Algunas veces, quisiera gritar.

Gritar hasta quedarme sin voz, no importa que sea lo que diga, ya sean sonidos guturales, palabras altisonantes, frases cortar o palabras sin sentido. Pero algunas veces me gustaría poder gritar, sin importar en el lugar en el que me encuentre; ya sea la calle, mi habitación, un cuarto especial… Quisiera gritar hasta que la garganta se me desgarre, hasta quedarme sin voz… Porque solo así; solo así seré escuchada en verdad… o al menos eso creo. Pero conociendo mi suerte tal vez, solo me consideren una molestia más. Cómo siempre.

¿Alguna vez has querido gritar hasta quedarte sin voz?

Debe de ser agradable, la sensación de sacar todo eso que te has callado por años…

Algunas veces; ¿Sabes? Me gustaría poder quedarme sola. Pero, jajajaja; ¡Ironías de la vida! A veces me da miedo estar sola. ¿Estúpido, no? Me gustaría poder quedarme sola; conmigo, con mis fantasmas, mis demonios, con mis ángeles, con todas mis cosas buenas o malas. Y poder platicar con ellos. Aunque me de miedo, aunque me aburra o crea que “está solucionado” Me gustaría quedarme sola, para saber quién soy en realidad. Sí no solo soy una copia barata de mi verdadera persona o sí no solo soy un modelo que TODOS se empeñaron en formar con el paso del tiempo.

¿Te gustaría quedarte solo, contigo mismo?

Eso, es de valientes, nada más.

Otras ocasiones, en la comodidad de mi habitación, me he puesto a llorar. Oh sí, lo confieso, soy de esas personas que lloran por cualquier cosa; ya sea un gesto, una palabra, una acción; es más sí hasta porque amaneció nublado. No, ya fuera de exageraciones; sí lloro por cualquier cosa. ¿Eso está mal? Cuándo es así, siempre tengo la “suerte”  de que me ven llorar. ¿Qué tienes? ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras? ¿Te sucede algo? Ese tipo de preguntas lanzan. Y sí les digo la verdad; salgo regañada y una vez más culpable de todo. Y sí solo me limito a decir “Nada” Es el mismo cantar.

Pero…  A pesar de eso, creo a mi humilde opinión que no es tan malo llorar. Algunos dicen que sí; yo opino lo contrario. Creo que… A pesar de que podré verme patética y frágil, llorar te hace fuerte. Porque no cualquiera demuestra sus emociones de una forma tan… ¿Sencilla? Qué tiene consecuencias físicas fuertes, sí. Pero a mi experiencia personal, creo que no hay nada mejor que llorar.

¿Has llorado hasta quedarte dormido?

A veces alivia las penas y duermes mejor.

Hay días en que veo mis pertenencias, y se me cruza la idea loca “Toma tus cosas y vete” Pero a los pocos minutos de racionalizarlo un poco digo “¡Qué locura!” ¿Qué harás tu sola allá afuera? En un mundo en donde solo esperan ver carne fresca y despedazarla sin piedad y con ira y furia. Pienso mejor las cosas y digo “Espera, aún no es tiempo” Por múltiples factores. Pero algunas veces la paciencia se agota; las ganas de escuchar lo mismo de siempre también; te cansas, te humillan y una vez más esa idea descabellada se te antoja terriblemente atractiva. Pero una vez más, me detengo. Porque solo soy un crío en un mundo cruel y despiadado. Sí, sí lo sé. El que no arriesga no gana. Pero sí arriesgas a lo estúpido, regresarás cómo lo que eres; un estúpido.

¿Has deseado enfrentarte al mundo tú solo?

Eso, da miedo. Y pocas veces se logra con éxito.


Infinidades de veces, he escapado de la realidad. De muchas formas, y todas y cada una de ellas, creo que son hasta cierto punto productivas; leer, escribir, componer, pensar, informarme. Pero cuándo termina el momento de ocio, regreso de golpe a la realidad que traté de evitar por mucho tiempo. He aprendido, que por más que trate de taparla con alguna actividad, siempre estará ahí, esperándome como un fiel perro; a la entrada de mi casa, a la entrada de mi habitación, a la entrada de mis pensamientos, esperando con paciencia ser atendida por mi persona. Y eso, algunas veces me aterra. Porque es una realidad absorbente, una realidad atroz, que es preferible mil veces, olvidarla e ignorarla. Pero como he dicho, jamás se puede huir de ella. Llega un momento en el que; tengo que hacerle frente.  ¿Cómo es la mejor manera de hacerlo?
No lo sé, pero creo que comenzando por aceptarlo y acercándote a ella, sería un buen primer paso.

¿Has escapado de la realidad?

Yo cuando puedo, lo hago.

Y son este tipo de cosas y reflexiones que suelo hacer día con día, atormentándome algunas veces, haciendo más grande la telaraña que me cargaba ya. Pero en otras ocasiones calman un poco la tormenta que tengo dentro de mi ser, calman y apaciguan mis pensamientos y me es posible ver todas y cada una de las cosas qué, en el momento no fui capaz de ver. Porque estaba cegada, cansada y dolida. No lo negaré, lo sigo estando, pero es menos intenso a cómo al principio de esto.

Quizás no le entiendas, porque no te han cruzado esos pensamientos por la cabeza. No de la misma forma, no en la misma intensidad; o al menos no sufres de crisis cómo yo.
Pero, sí has entendido a la perfección…

No eres el único, que tiene este tipo de problemas. Habemos miles, que sabemos y tenemos una idea, del cómo te sientes.



Ánimo.

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