¡Hola! Espero estén bien. Bueno, creo que comenzaré a redactar mas historias de mi propia creación, y las subiré poco a poco a mi blog y las otras páginas en donde suelo escribir cosas. Esto para comenzar a pulirme un poco en la escritura. Me gustaría que le leyeran y dieran sus opiniones, con opiniones crezco mucho y evito más errores.
Sin más me despido, espero en verdad sea de su agrado. Cualquier parecido con otro escrito que NO sea de mi autoría, es pura mera coincidencia.
Yuki'~
(Sonido del Teléfono)
-¿Hola?
-Hola mi amor... ¿Cómo has estado?
-...
-
-¿Sorprendido?
-No sé quién eres. Quizás has llamado a un número equivocado.
-No, no lo creo, Allen.
-C-Cómo... no sé quién eres, sí es una broma, no me gusta. Voy a colgar.
-Jajajaja-se rio.- ¿Acaso no me recuerdas? ¿Tan fácil te olvidas de mí?
-...No... No sé quién eres.
-O Vamos... Hace poco hemos estado juntos. Bueno, no tan poco, pero si hace tiempo. Estuviste a tan solo unos minutos de ser por completo mio, de entregarte a mí, para siempre. ¿Lo has olvidado?
-M-Me estás confundiendo de persona...-contesté nervioso y asustado.- No sé de que hablas.
Se hizo un silencio. Estaba tentado a colgar. Pero tenía una malsana curiosidad, que... Me incitaba a seguir pegado al teléfono. y a escuchar su grave, fuerte y masculina voz.
-De verdad...-sonó molesto.- Te olvidaste tan fácil, de mí...-hizo una pausa y agregó.- ¿Te acuerdas de mí?
Negué con la cabeza, creyendo que me vería.
-Sí, es verdad... No me recuerdas...Ya que perdiste la memoria.- me paralicé. Se burlo otra vez.- ¿Qué, cómo lo sé?-asentí.- Te lo dije.- Estuviste a segundos de ser mío, de pertenecerme, de jamás regresar a este lugar y estar por y para siempre conmigo...
Me quedé callado. No entendía, en verdad que no...
-¿Q-Quién eres?-pregunté con temor.
-¿Quieres saber?
-S-Sí...
El silencio se prolongó. En verdad estaba a punto de colgar. Pero algo me decía, quizás intuición. ¿O quizás estupidez? Qué no lo hiciera. Qué no lo dejara aunque estuviera jugando de esa forma tan perversa y enferma.
-En verdad, me estoy cansando.- dije algo fastidiado.- Voy a colgar.
-No, no lo harás.- afirmó.
-Claro que lo haré.
-Claro que no.
-Sí.
-No puedes.
-¡Si puedo!
Colgué.
¿Cómo un simple desconocido me retaba de esa forma? Estaba iracundo... Molesto, tenía ganas de... de... De no sé. Pero no quería saber más de ese individuo y su llamada. Sentí una punzada en el corazón. Me dolió y eso me sacó el aire. Me recargué un poco en mi sofá... Tratando de tranquilizarme, sabía las consecuencias que esto podría traerme.
Pasaron unos minutos, que para mí fueron la gloria. El teléfono de nuevo sonó. No sospeché nada, contesté.
-Me has colgado.- habló.
-Te dije que colgaría.- dije molesto aun.
-Vaya que sigues siendo igual de caprichoso y visceral, como desde aquella vez que nos conocimos.
¿¡Puedes decirme de una maldita vez, de donde nos conocemos!?
-Jajajajaja... ¡Sí que eres impaciente!-decía burlón y con sorna.
-¡Vete al carajo!-grité, una vez más iba a colgar.
-NI SE TE OCURRA.-dijo con voz fuerte, grave y demandante.
Me estremecí. Se oía mas imponente... Más misterioso, causaba miedo, tan solo su voz, hacía que mi piel se erizará por completo. Me quedé quieto, tratando de controlar los latidos desbocados de mi corazón. No era emoción, ni felicidad, ni tristeza... Era miedo.
-¿Po-Porque no?-traté de sonar valiente.
-Bueno, bueno, ¿Cómo has estado?- cambió de tema drásticamente.
-¿Qué?
-Sí, cómo... ¿Has estado de salud?¿Qué te ha dicho el médico?
¿Era una broma? Joder.
-¿Quién eres?-pregunté serio y asustado.
-Ah... ¿Ahora sí me vas a prestar atención?-decía con algo de burla.- No lo sé... Quizás deba contarte tu historia con la mía; ya que no me recuerdas para nada...
-¿C-Cómo te llamas? Qui-Quizás sí me dices tu nombre te recuerde...
-No lo harás-contestó con seguridad.- Tengo un nombre, pero muchos apodos. Me conoces por todos ellos, y aun así; no creerás quién soy yo.
-¿Q-Qué tal sí, no?
-Es la verdad. Siempre es lo mismo con los demás.
-¿Demás? ¿Hay otros?.- No sé porque, pero eso, hizo que sintiera una ligera punzada de celos.
¿Porque estaba celoso? ¿De un jodido desconocido?
-Tranquilo. Sí, hay otros, y no lo puedo evitar. Pero tú en especial, has llamado mi atención.- contestó a modo conciliador. Eso, para nada, me calmó.
-¿Y bien? ¿Quién eres?-pregunté.
-Bueno... Tú y yo, realmente tenemos una historia algo larga, pero pausada.- mu cara fue de confusión total y el rio por que seguro imaginó mi rostro.- Te conozco desde que eras un niño. Tú y yo, hemos estado en constante contacto... Aunque claro, tú no me prestaba la atención adecuada...
Comenzaba a hacerme una idea... Pero...
No era posible ¿O sí?
-Tú y yo hemos estado algo cercanos. Casi rozándonos. Yo esperándote siempre, y tú haciéndome esperar. Había miles de cosas, accidentes, enfermedades, situaciones... Qué te acercaban más y más a mi... Pero tú de una u otra forma, te alejabas... Me haces esperar mucho Allen.
Esto... Esto... Solo pasa en las películas ¿No es así?
Mi respiración comenzó a hacerse entre cortada. Escuché un sonido al otro lado del teléfono, como si hubiera echado un bufido de satisfacción. Mi piel se erizó a tal grado que podía tener lo que todos llamamos "piel de gallina" en mi estómago sentía un vacío tan profundo que me mareaba. Y mi corazón latió a una velocidad inverosímil. Eso fue lo que más me preocupó.
Mi corazón.
-¿Ya has hecho algo de memoria?-preguntó juguetón.
-Lo que pienso, quizás es una teoría de un niño de dos años.
-¿Acaso los niños, no dicen la verdad la mayor parte del tiempo?
Golpe bajo.
Una vez más comencé a sentir esos malestares. Me preocupaba. Me senté con delicadeza en el sofá. No podía hilar pensamientos ni comprender lo que estaba descubriendo y escuchando.
-Allen...-me llamó.- Te recomiendo que tengas a la mano el número de emergencias...
-¿Porqué?-le interrumpí.
-Por sí las dudas.- sonrió.
No sé porque... (O quizás sí) le hice caso. Tomé mi celular y coloqué en marcado rápido el número de emergencias. Regresé mi atención por completo a él.
-¿Y bien?-pregunté con un hilo de voz.
-Ya no te escuchas tan valiente como hace unos minutos...-murmuró.
-¿Me dirás?
-Recuerdas, que... ¿Fuiste internado recién naciste? Por problemas en el corazón...
-Sí.
-¿Recuerdas tu neumonía a los dos años?
-Sí.
-¿Y el neumococo que te ataco?
-También.
-¿El accidente, en donde casi mueres?
-Igual.
-¿Las costillas rotas y perforación de tu pulmón izquierdo a causa de un accidente de caballo?
-Lo recuerdo...-dije tocando mi costado.
-Y recuerdas... ¿Todos y cada uno de los accidentes que por poco te matan?
No. Puede. Ser.
-T-Todos.. Y... Ca-Cada uno... De... De ellos...-murmuré.
-Perfecto.- susurró complacido.- ¿Ahora me recuerdas?
Silencio.
Temor.
Miedo.
Incertidumbre.
Dolor en el pecho.
-No puede ser...-murmuré lleno de pavor.- Eso es imposible, ¿Cierto?
-Hay cosas que no son imposibles, Allen.
-Pero... Tú... Digo... No puede... ¿O sí?
-Claro que puedo Allen. Ya lo hago ahora.
Silencio.
Más miedo.
Lágrimas.
Punzada en mi pecho.
Dolor.
-Allen... ¿Cómo has estado?
-C-Creo que bien...
-Oh, que pena...-murmuró fingidamente triste.
-Tú ... Cuándo...
-Allen.- me interrumpió.
-¿Qué?
-Abre la puerta.- contesto.- Y toma tu celular con el número deemergencias. Ah, y no cuelgues.
-¿Porque...?
Toc, Toc, Toc.
Me estremecí. Sudé frío y mi cuerpo comenzó a tener ligeras convulsiones... Con mucho miedo y parsimonia, me paré del sofá. Caminé con el teléfono en mi mano derecha y el celular en la izquierda... Cada paso, era algo doloroso para mí. Mi corazón latía más y más aprisa... Si eso continuaba.
Yo...
Yo...
Toc, Toc, Toc.
Ora vez. Eran golpes ligeros en la puerta, pero aún así, demandantes. Caminé de nuevo. me da miedo. no quería abrir.
-Allen, date prisa. No tengo todo el tiempo.-susurró.
-Vo-Voy...
Unos pasos más, Y llegué, con mucho miedo y temblor, abrí la puerta...
Poco a poco, la puerta se abrió para dejar ver a un hombre elegante... Guapo, serio y con nada en la mano en señal de hablar por teléfono. Me miraba... Sus ojos... ¡No tenía ojos! Eran solo dos cuencas vacías. sonrió. Su sonrisa era tétrica.
Me quedé paralizado por unos minutos. El celular cayó de mis manos. Me quedé ahí, quieto, sin poder articular nada, mientras yo moría de miedo.
-¿Aún quieres saber quién soy?-se escuchó en el teléfono.
Me asusté más. Él no movía ni un solo músculo de su rostro. Abrí los ojos de par en par, y el teléfono cayó al suelo.
-S-Sí.-gemí.
Aunque, ¿La verdad?
Ya sabía quién era.
-Allen..-dijo moviendo su extraña boca.- Me has hecho esperar mucho.
-...
-Gracias cariño. Una vez más, nos volvemos a ver, amor mío.
-...
-Oh, por cierto....-dijo dando un paso cerca de mí, y dejando su rostro a escasos centímetros de mi rostro.
-Soy yo, La Muerte.
Después, todo fue oscuridad.