8 de diciembre de 2012

Inside



Sentada en medio de esa habitación blanca acolchonada miraba completamente entretenida hacía la nada.

-¿Y está que?-preguntó uno de los que rondaban por ahí.
-Dicen que ella se volvió loca.
-Bueno...-dijo el otro obviando lo dicho.-...Es obvio, que todos los de aquí están locos; pero ¿Cuál fue su motivo?
-Ah~ te refieres a eso.- contestó el aludido.- Bueno, creo que una de las pocas cosas que te hacen perder la cordura...
-¿Cuál?
-El amor.
-¿En serio?-preguntó divertido el otro y miró a la chica a través de esa ventana pequeña.- ¿No estás bromeando?
-No, no lo estoy, ella está aquí desde ya un considerable tiempo, pero solo se sabe que su motivo para ser internada fue el amor.

Ambos callaron y decidieron husmear un poco más por esa pequeña y sucia ventana.


Y ahí estaba, aquella chica que alguna vez sonrió de felicidad. Aquella chica que alguna vez consideró que su corazón jamás se rompería .. O al menos no de esa forma. Perdida en sus pensamientos pasados, sintió como unas miradas llenas de morbo le miraban intensamente; giró su cabeza lentamente y clavó sus ojos verdes sin vida en aquellos dos rostros masculinos y curiosos mirándole fijamente.
Al hacer contacto visual con aquella fría y muerta mirada a ambos les recorrió un estremecimiento terrible por toda la espinal dorsal. Sintieron como en su espalda caía lentamente el sudor gélido y como aquella aterradora mirada estaba clavada en sus orbes.

-Está loca esa mujer...-murmuró el curioso.
-Te lo dije...-contestó el otro.- Es mejor que nos vayamos.
-S-Si... es mejor.


Todo esto lo platicaron sosteniéndole la mirada a aquella pobre mujer, una vez roto el contacto visual, optaron por seguir con su ronda de trabajo y seguir observando a los mismos locos de siempre.

Ella siguió mirando unos minutos más hacia la ventana siendo ajena a que aquellas personas se habían retirado y la habían dejado de nuevo con su única y fiel compañera: La soledad. Cuando logró reaccionar, miro el suelo. Jugó un poco con sus manos blanquecinas y esqueléticas y a los pocos minutos, unas gotas de agua salada corrían por sus pómulos hasta llegar a la barbilla y caer o perderse en su cuello.


¿Era todo así? ¿Terminaría de esta triste y mórbida manera? ¿Por que no podía tener otro final? 

Uno en donde ella fuera feliz... En donde estuviera fuera de este universo de cuatro paredes...

Uno en donde él estuviera vivo.



Suspiró sonoramente.

¿Qué hacer cuando tu alma esta congelada?

¿Cuando tu corazón esta roto?

¿Con cada uno de esos momentos que tenía planeados hacer?

¿Estaba bien con solo dejarlos por ahí, botados en algún lugar?


De nuevo lloró. Se llevó las manos a su delgado rostro y trató de detener la lluvia incesante que venía de sus ojos, era imposible, el detener algo que tenía guardado por muchos años.

No había llorado, desde el día en que su prometido había muerto, y apenas, después de diez años, soltó las lágrimas que se negó a dar ese día.

¿Estaba bien morir y seguir viviendo?

¿Con los sentimientos congelados?

¿Dejar que pasará el tiempo hasta que alguien, le despertará?

¿Qué haría con todo esto?

¿Con los recuerdos? ¿Los sentimientos? ¿Las palabras? ¿Las emociones? ¿Los recuerdos? ¿Con ella misma?



Se secó los ojos de manera agresiva, inhaló y exhaló varias veces hasta que su respiración regreso a ser la misma de antes. Miro de nuevo las cuatro paredes acolchonadas... Se perdió mirando a la nada y recordando el pasado.

Tal vez... Solo tal vez si congelaba todo aquello, podría ser feliz, de una manera un tanto retorcida, pero lo sería.

Solo ella, sus recuerdos, él y solo él.


No importaba si el mundo a su alrededor terminaba.

Si la vida dejaba de existir.

Si incluso, ella misma dejaba de existir.


Solo sería feliz con el simple hecho de tener aquellos sentimientos, recuerdos, palabras y momentos  que le recordarían que él existió alguna vez y que sobre todo...

Qué ella alguna vez fue feliz.



22 de noviembre de 2012

Había una vez...

Había una vez un chico que le gustaba la noche. Bueno, a la mayoría de sus conocidos les gustaba la noche. Pero él tenía una razón en especial, un motivo del por que amaba la noche.

Tal vez otros tenían el mismo motivo, pero él creía que era único su sentimiento.

Amaba la noche por muchos motivos; quizás desconocidos, o conocidos; pero eran SUS motivos. Amaba la noche por que era fría y solitaria, como su vida. Pero eso no le molestaba, al menos ya no; había aprendido a vivir de esa forma, y le gustaba su nueva forma de vida; siendo él y solo él, sin compañía de otros, ni necesidad de acudir a alguien más; disfrutaba de ese momento que pocos, solo muy pocos se daban; el disfrutar de estar consigo mismo.

Otro motivo era la frescura. Ah~ la noche para él era tan maravillosa y fresca, con la brisa que desprendía entrando el crepúsculo del día sentía como sus penas, dolores y alegrías se iban con esa ligera brisa de viento gélido.

Amaba el silencio; oh si, ese silencio que a muchos perturba, lo amaba como a nada, por que ahí mismo encontraba las respuestas a muchas dudas que tenía, el silencio era un buen consejero, pensaba el chico.

Adoraba con devoción extrema la luz tenue de la Luna y de sus inseparables compañeras las estrellas. Por que a pesar de lo espesa que podía ser la noche, siempre existía esa tenue pero hermosa y tranquila luminosidad que alumbraba su camino y pensamientos.

Idolatraba al frío, por que él; aquel hermano cruel y despiadado le hacía saber que estaba vivo; que, a pesar de lo que le ocurría en el día, aún tenía las sensaciones y emociones para darse el lujo de sentir.


Pero... De vez en cuando, solo de vez en cuando, detestaba todo eso. ¿Por que? Porqué aprendió a amar todo aquello de la peor forma: Quedándose solo, siendo rechazado, olvidado y juzgado. Jamás fue de importancia -aunque muchos le decían lo contrario.- Él sabía con los hechos y palabras de las personas, que jamás fue de importancia; al menos no la que él quería tener. Era indispensable para muchos; pero nadie se dio la pauta de ser indispensable para él.

Interés. Era todo lo que había ahí. Interés. Pero él mismo se dijo, que; si su destino era estar solo, con gusto lo aceptaría.

Y así fue como el chico amo la noche. Siendo un hijo de la Luna, hermano de las estrellas y un cómplice más del frío.

Pero esto... Solo era una vez...

28 de septiembre de 2012

¿Juventud?


¿Con que eres joven?

Veamos... Dices que eres joven y que puedes hacer lo que quieras; que eres joven y se te tiene permitido equivocarte; que eres joven y que tienes derecho a hacer estupidez y media...Solo por el simple hecho de que eres joven. Por que eres joven te tienes permitido dejar cosas a medias y abandonar algunos caminos; cosas, sueños, deseos, anhelos... Por que a final de cuentas aún no sabes que es lo que quieres en tu vida...

¿Con que eres joven, eh?

Ser joven no implica solo equivocarse, vivir el momento y solo dejar que el mundo ruede a tu alrededor. Soy joven igual que tú, quizás un poco mayor por unos años, pero aún así, los argumentos que utilizas se me hacen demasiado infantiles y estúpidos par alguien como tú.


¿Qué tienes una forma de pensar madura?
Tus pensamientos, acciones y palabras no concuerdan, no eres lógico ni con lo que dices ni con lo que haces.

¿Qué quieres irte de casa?
A ver genio. ¿Y donde vivirás? ¿Qué harás de ahora en adelante? ¿Podrás subsistir sin la ayuda de tus padres? Eres idiota. Solo eso de querer dejar la casa es un impulso de tu inmadura mente.


¿Qué quieres dejar de estudiar? Bien hazlo, pero solo pregúntate esto ¿Qué será de ti dentro de unos años? Hay millones de personas que SUEÑAN con mínimo tener la educación básica: leer y escribir. Y tú que estas teniendo estudios conforme a tu edad dices que la escuela es aburrida y estúpida.... La estúpida y aburrida es otra.

¿Qué quieres vivir al día, conforme pase la vida? Se vale, se vale... Pero dime... ¿Será así toda tu jodida vida? ¿No piensas planear lo que será de ti dentro de unos 10 años? ¿Lo que será de tu familia? ¿Amigos? ¿De ti mismo?

Eres solo un crío y así crees poder comerte el mundo de un solo bocado.

Cuidado que te puedes atragantar.

8 de septiembre de 2012

Noticias (?)

¡Hola Mundo cibernetico!

Bueno, primero que nada sé que muy pocos entran a este lugar, whatever; pero quiero hacer anuncio de que estoy en un proyecto que se me ocurrió hace un mes.

Este trata mas que nada de crear un libro (?) Si, podríamos clasificarlo de esa forma, oh no; esperen mejor "una recopilación de historias" sí, así suena mejor. Como sea, y pues esto estoy haciendo poco a poco, solo constará de 6 historias pequeñas. 

estaba pensando en el titulo y una opción era "Bittersweet life" que en español es "Vida Agridulce"(?) Pero entonces estaba leyendo mis capítulos -y ya me creo por llamarlos así xD- Y dije "¿Por que no llamarlos "Seis capítulos"?" y siento que suena mejor así.

Seis Capítulos. 

Por que le da ese toque de misterio (?)

Y por que quizás este más pirada que un enfermo mental xD En fin, esta es mi noticia.

Espero la lean TwT y si no, no hay problema, quería expresarlo.

Nos vemos/leemos!

Yuki'~




22 de agosto de 2012

Suspiro


Mirando a través de la ventana fría y gélida se sumía en sus pensamientos aquella chica de cabellos castaños claros; pensando en porque la vida le había jugado tan cruel a ella.

¿Lo merecía? Se preguntaba constantemente.

¿Era un castigo?

¿O solo una lección demasiado ortodoxa para ella?

No lo sabía y por más que se lo preguntará jamás encontraría la respuesta.

-Leslie… Es hora.- le llamó su hermano mayor.

Ella solo asintió con la cabeza; no tenía ganas de ver ni hablar con nadie. Su hermano en cabio suspiro. De verdad toda esta situación le estaba afectado de sobremanera a su hermana pequeña. Creía que, la vida, el destino, Dios o como quisiera llamarle había sido demasiado cruel con ella. Solo era una chica en plena juventud que deseaba amar y ser amada, que solo se preocupaba por cosas triviales de jóvenes de su edad… Pero este duro golpe le hizo ver la vida desde otra perspectiva.

Tomo su abrigo y se coloco con parsimonia, realmente no tenía ganas de ir… Por más que fuera su obligación no quería salir de esas cuatro frías paredes… No se le antojaba ver la luz del día; no quería ver a ningún ser humano sobre la faz de la Tierra… Solo quería ser parte de las tinieblas, ser una con la oscuridad y ser amiga intima del olvido; ¿Era mucho pedir aquello? No… Quizás no, pro el simple hecho de ir caminando escaleras abajo era respuesta a que por más que quisiera no podía, ni debía…

-¿Estás lista hija?-pregunto su madre.

Ella solo asintió.

Desde ese día… No había emitido ni una sola palabra, ni un solo fonema, ni una sola exclamación, era como si… como si su voz se hubiera esfumado, para ser remplazada por muecas. Todos en su casa le veían de forma diferente; bueno no era que le trataran de forma distinta, al contrario seguían tratándola como siempre, solo que ella… Era obvio que no se comportará de la misma forma como antes de lo sucedido.


Al salir de su casa se dio cuenta de que el cielo no estaba soleado como ella creía, hacía una ligera brisa y el cielo estaba parcialmente nublado. Bueno, al menos el clima estaba algo a su favor. 

Observo como su hermano y su madre subían al coche y le miraban a través de la ventana, esperando a que ella entrara. ¿De verdad tenía que ir? En serio… ¿No pensaban en su dolor? ¿En su agonía? ¿En su odio al mundo?

Suspiro. Sabía que si lo pensaban y por eso mismo querían que ella saliera y fuera a ese lugar… Por el “bienestar de ella” le decían.

Subió al coche y arrancaron dirección a la afueras de la ciudad. Ella solo se limito a ver por la ventana sin emitir un sonido, ni en si quiera preguntar algo o comentar, su madre y su hermano por el contrario iban algo tensos al no saber si abordar un tema o solo quedarse callados.

-P-Podemos comprar unas flores Leslie.- le dijo su madre.

-O si quieres nada…-refuto su hermano al no ver ni una sola pizca de interés por parte de ella.

-Si, quizás eso.- contesto la madre en voz baja.- Qu-Quizás eso…-murmuro.

-¿Mamá?-le llamo su hermano.

-E-Estoy bien, dame un minuto.

Su madre bajo la ventanilla para que algo de frío viento entrara por ella. El resto del camino los tres se fueron en silencio.
.
.
.
Al llegar al lugar se estremeció de pies a cabeza. Jamás pensó que un día en su juventud visitaría tal sitio; y menos en esas condiciones. Su hermano estaciono el coche y los tres bajaron con el mismo estado de ánimo, el guardia solo les miro y saludo con un gesto de cabeza; ella lo ignoro por completo y solo apretaba fuertemente la mano de su hermano mientras él y su madre la guiaban por el camino correcto. Debía de confesar que, ella no se atrevía mirar a su alrededor por miedo, miedo a soltarse a llorar o por miedo a retroceder y encerrarse en el coche. Prometió venir aquí; y ahora estaba caminando ahí; no debía de echarse para atrás. Caminaron unas cuantas veredas y unas cuantas manzanas hasta que en lo más profundo del lugar se detuvieron algo cansados por la larga caminata.

-Aquí es.- menciono su hermano aun tomándola de la mano.

Los tres se quedaron en silencio, ninguno sabía que seguía, se quedaron ahí, en silencio, pensando, indagando.
-¿Estas bien, Leslie?- llamó su madre.

Por primera vez en el camino, levanto la vista y enfoco sus ojos en la mirada esmeralda de su madre. No quería ver nada más, no por ahora. Le miro y comenzó a flaquear; ella se reflejaba en la mirada triste y preocupada de su madre. ¿Qué debía de hacer? ¿Qué era lo correcto?

-¿Hija?-pregunto una vez más.- ¿T-Todo bien?

-Todo bien madre.- hablo por primera vez en mucho tiempo. Su hermano y ella se sorprendieron.- Podrían… ¿Podrían dejarme sola por un momento?- ellos le miraron preocupados.- Estaré bien, mamá; Ian… Estaré bien.

-Cl-Claro…-contestó él.- Estaremos en aquel kiosco, por si se te ofrece algo.- dijo señalando el pequeño lugar alejado de donde ellos se encontraban. Ella asintió, y se fueron.


Una vez que ellos dos le dejaron sola, se atrevió a mirar el lugar.

Lúgubre.

Triste.

Oscuro.

Terrible.

Así era como lucía aquel cementerio, a pesar de que estaba bien cuidado, a pesar de que las flores abundaban ahí, de que el color verde de los pastos fuera predominante no le quitaba la vista de tenebroso y terrible a ese oscuro y frio lugar. Y sin más rodeo, miro la lápida a su frente. Era mucho más terrible y tétrica que el lugar. Trato de ser fuerte… de verdad que trato. Pero el dolor y los recuerdos era mucho más fuerte e intenso que no pudo resistir y cayó de rodillas al suelo, llorando.

-¡Leslie!- exclamo su madre desde el kiosco.

-Déjala madre, esto tiene que hacerlo ella sola.- le dijo su hijo mayor tomándola del brazo.

-P-Pero…

Su hijo solo la miro, y ella entendió que por mas que quisiera proteger a su hija, está era una de las cosas que debía de hacer ella sola por su propia cuenta. Así que opto por quedarse sentada y observar desde la sombra del lugar a su hija.
.
.
.
Las lágrimas corrían libremente por sus mejillas de porcelana. ¿Hacía cuanto tiempo no había llorado? Había perdido el tiempo de abstinencia. Pero a decir verdad, se sentía tan bien el llorar libremente, el poder sacar todas esas emociones que por meses se guardo.

-Perdóname…-murmuro entre sollozos.- Perdóname… Evan; perdóname… yo… yo…
Se tiro en el suelo y lloro como jamás en su vida había llorado, lloro como si de ello dependiera su existencia. Lloro como si en ello se le fuera el alma.

-Per…Perdóname- lloraba.- Yo... Yo… ¿Por qué me dejaste? ¿Por qué solo te fuiste tú, y no me llevaste contigo? ¿¡Eh!?- decía la chica de cabellos rubios siendo ahora presa de la furia.- ¿Acaso no me prometiste amor eterno? ¿No me vendiste un cuento de hadas diciéndome que siempre juntos? ¿¡Donde carajos esta todo eso!?

Arranco unas hierbas del pasto y las lanzo en dirección a la lapida perlada, y después comenzó a dar golpes en el césped. Era cierto, e habían prometido amor eterno, y todo lo que los jóvenes enamorados hacen, pero lamentablemente… Él había tomado otro camino diferente al de ella.

Recordaba con claridad aquel día… Aquel estúpido día en el que ambos habían decido salir a dar la vuelta, como lo hacen las parejas hoy en día. Fueron al cine, comieron algo de helado, decidieron luego pasar a un restaurante familiar a comer y finalmente dieron una corta caminata nocturna, antes de ir a la casa de ella. Todo iba bien, entre risas, bromas, pláticas profundas, peleas, entre todo aquel día era maravilloso… Hasta el momento en el que llegaron a la avenida principal para entrar a la estación del metro, que se encontraba unos metros lejos de ellos; ellos iban a cruzar la calle y se habían fijado por donde… Pero aquel estúpido conductor ebrio, aquel bastardo que tomo la ligera y estúpida idea de conducir estando bajo los efectos del alcohol…

-Pensé que jamás nos pasaría algo así.- murmuró ella recordando.

-Pensé que…-su voz se quebraba con cada palabra.- qué jamás nos pasaría lo que pasa en las películas o en los libros. Qué uno de los dos diera la vida por la otra persona. Jamás pensé que nos pasaría eso… Evan.

Cruzaban tranquilamente la calle, cuando aquel conductor comenzó a zigzaguear; él se había dado cuenta y trato de apresurar el paso, pero ella iba tan enfrascada en la plática y el ambiente que jamás noto la tensión de su novio.

-Leslie- le llamó algo tenso.

-¿Qué pasa Evan?-pregunto confundida.

-¿Sabes que te amo, Verdad?-dijo aun caminando por la calle.

-Si... Lo sé tonto.- dijo ella divertida.- Y yo te amo a ti.

-Siempre te amaré, ¿De acuerdo? Pasé lo que pasé, siempre te amaré.- le dijo él tomándola del brazo.

-Evan… ¿Qué pasa?-se preocupo ella.- ¿Evan?

-Te amo, Leslie…

-Yo también Te amo, Evan.- decía algo nerviosa- Pero que pasa, ¿Qué pasa?

-Adiós, amor mío…

La abrazo con fuerza y ella quedo completamente extrañada, luego sintió como un golpe sordo daba con ellos y sintió dolor, mucho dolor, su vista quedo desenfocada y sus sentidos aturdidos, cuando pudo enfocar su mareada vista observo que había mucha gente a su alrededor, gritos, llantos, llamadas de auxilio, y ella se sentía completamente adolorida. Sentía dolor, físico, mental y emocional, desesperada comenzó a llamar a su novio, pero a duras penas podía respirar. ¿Qué había pasado? ¿Donde estaba Evan?

La gente del lugar no podía creer lo que sus ojos habían visto. Aquel joven chico, dio la vida por su novia, la abrazo con fuerza y protegió el delicado cuerpo de la chica con el suyo, al impacto de aquel conductor ebrio que fue a parar a la acera del lugar; albos cuerpos de los chicos salieron disparados hacia el aire y después contra el suelo, él había dado su vida por salvarla, había muerto por el impacto y ella había tenido contusiones y heridas fuertes, y aun así, le llamaba con voz débil y desesperada.

-Pobre chica…-murmuraban algunos del lugar.
-Él dio la vida por ella…
.
.
.
Estuvo internada en el hospital por dos meses, un mes de reposo adicional. En total fueron 3 meses de no saber de la muerte de su novio, hasta que pensaron que era el momento ideal. Ella solo lo tomo como una cruel broma al principio pero al ver que nadie le decía “Es una broma, sonríe” comenzó a entrar en la negación para después quedar completamente en shock. Y ese día… Ese día había decidido verificar con sus propios ojos, lo que muchos le dijeron pero que ella negó.

Y ahí estaba frente a la lapida de su novio, llorando con libertad y reclamándole el porque le había dejado. Cuando pudo controlar las lagrimas, se las seco y miro la lapida perlada.

-Fuiste un idiota.- dijo algo aliviada.- Pero creo que te debo las gracias. Gracias Evan, por amarme, por cuidarme, por aceptarme, por protegerme… Y por salvar mi vida.

Una ligera brisa despeino su rubio cabello. Y una fragancia a Lilas le llego a sus fosas nasales.
Las lilas eran las flores favoritas de Evan… Ella sonrió con nostalgia y dejo un tulipán rojo frente a la lápida.

-Te amo, jamás dejaré de hacerlo, aprovecharé la segunda oportunidad que me diste. Viviré por ti y por mi Evan. Te amo. Adiós.

Bueno, a final de cuentas, él le había brindado una segunda oportunidad. Su amor se había terminado, pero gracias a él, conoció el significado de amar. Le dolía su partida, pero él decidió hacer eso por ella. Porque le amaba. Y como ella le prometió.

Viviría por los dos.

15 de julio de 2012

Oscuridad


Escondido tras las puertas de aquel viejo y gastado ropero se tapaba la boca para tratar de no hacer el más mínimo ruido. Lamentablemente; aquel viejo y gastado ropero tenía agujeros y por medio de ellos podía ver lo que estaba sucediedo a su exterior.

¿Cómo fue que llegaron a ese punto tan crítico?

Sabía de ante mano que su madre, jamás fue una buena mujer.  Bueno, una buena madre; en general nunca fue un ser humano de su devoción; siempre fue irresponsable, ingenua, despreocupada. Le gustaba la vida fácil; vivir despreocupadamente sin importarle el mañana; vivir día con día, conforme a lo que viniera sin preocuparse por lo que le sucediera a ella, o a su alrededor.

-¿Mamá?-susurró preocupado.

Solo se escucho un grito ahogado seguido de muchos ruidos sordos. Aquel chico de tan solo siete años, se tapo la boca y dejo que sus bellos y asustados ojos avellanas soltaran unas cuantas lagrimas impregnadas de lo más horrible que el ser humano pudiera sentir: Miedo. Sus pequeños orbes se movían hiperactivos tratando de buscar de entre aquellos agujeros la figura materna que jamás estuvo acostumbrado a apreciar.

¿Quién se supone que era él? ¿O era ella?

Porque lo poco que lograba ver el chiquillo, solo eran dos cuerpos luchando; uno probablemente por su patética y corta vida; mientras que el otro trataba de luchar por lo contrario: robarle su vida. Y es en ese punto en donde el chico se preguntaba; ¿Por qué estaba sucediendo esto? ¿Qué fue lo que hizo su despreocupada e irresponsable madre; para que la estuvieran tratando de matar?

“Bum, Bum, Bum” hacía su corazón frenéticamente; asustado se toco el pecho de tal forma que sus pequeñas, frías y sudadas manos pudieran acallar aquellos gritos desesperados de su corazón. Siguió buscando con la mirada rastro de su madre o de aquella otra persona que se encontraba en la casa.

Silencio.

Fue lo único que pudo escuchar y sentir. Silencio. Pero no era el típico silencio al que uno esta acostumbra; no, aquel silencio era en especial pesado, atrayente y perturbador hasta cierto punto. Inconscientemente comenzó a llorar y una vez más se tapo la boca para evitar que de ella salieran gemidos o sonidos que pudieran llamar la atención y hacer que su existencia peligrara.

Pasados unos minutos –y tras haberse calmado- decidió que, debía de salir de aquel viejo ropero e ir a investigar que fue lo que sucedió. Con temor y demasiada parsimonia el chico de cabellos negros salió con sigilo y con cuidado de no hacer ruido camino por aquella sucia y descuidada habitación, perteneciente a su madre.

Bueno, estaba seguro de una cosa: lo que era la habitación de él, su madre y el baño estaba libres de peligro. Solo le faltaba la cocina y la sala de estar. Con cuidado y respirando con dificultad camino descalzo por aquel pasillo oscuro; siempre palpando con su mano derecha la pared en busca de apoyo y conocimiento de por donde iba. Cuando hubo llegado al final del corto –pero largo para él- pasillo, quedo pasmado al ver que las luces estaba apagadas también.

-Diablos- murmuró.

Con cuidado dio tres pasos y encendió el interruptor; iluminando la sala por completo.
Sus ojos tardaron en acoplarse a la luminosidad y una vez hecho esto; juraba que moriría dé la impresión.

Una persona estaba sentada en uno de los viejos sillones que tenían ahí; esta persona estaba sentada para ser exactos en el sillón de una plaza, vestida con unas botas negras de militar, pantalón negro de mezclilla y una sudadera negra también con gorro tapándole esté la cabeza dejando solo al descubierto cabellos negros azabache y largos.

-¿Q-Quien eres?-tartamudeo aun paralizado cerca de la pared.

-¿Importa?-refuto la persona con una voz sumamente suave.

-C-Creo que si…

-No me creerías si te digo quien soy.- refutó el invitado inesperado.


¿Qué tenía de malo saber quien era él? ¿O ella? Trato de ver su rostro, pero entre más se esforzaba se daba cuenta de que le era imposible distinguir alguna facción de su cuerpo, lo único visible eran sus manos que; solo eran cubiertas sus palmas por unos guantes de cuero. Su piel, se dijo a si mismo, era en extremo pálida. ¿Acaso estaba enfermo?

-¿No tienes miedo?-susurro de pronto sacando al chico de sus pensamientos.

-S-Si…-contesto. Después recordó por qué estaba ahí.- ¿D-Donde esta mi mamá?

-¿La consideras tu madre?

-Yo…

-¿Crees que, a como se porta ella… Puede ser llamada madre?

-Me dio la vida- contradijo el infante.- Me dio la vida, vivo con ella bajo el mismo techo así qu…

-¿Al menos te brinda el amor y el cariño que tanto has anhelado? ¿Acaso siente aquello que ves en películas? ¿Sientes su amor? ¿Su cariño? ¿Su comprensión?- dijo con voz dura.- Acaso… ¿Sientes que le importas?

Oh, había dado en el clavo, se dijo a sí mismo el niño. Sabía donde estaba la llaga y estaba colocando el dedo en la herida. Claro que no sentía nada de eso, es más no conocía el significado de todas esas palabras ni de los sentimientos que veía en televisión o leía en cuento y revistas.
Se quedo callado, afirmando todo lo que aquel extraño le había dicho con su silencio. El extraño solo asintió con la cabeza lentamente, el chico no comprendió esto y le miro con ojos vidriosos.

-¿Quién eres?-preguntó una vez más.

-¿Quieres saber donde está tu madre?

-No lo sé…-contesto en voz baja.

-Tu madre esta muerta.-soltó repentinamente.

Al escuchar aquellas palabras entro en un shock aunque, como había visto en muchas películas; no se sintió como los protagonistas: aterrado, triste, solo; melancólico… desgarrado. Al contrario, hasta cierto punto se sintió feliz.

-¿T-Tu la has matado?-pregunto temiendo la respuesta.

-Si.

-¿Por qué?

-Porque era mi trabajo.

-¿Ella te debía algo? ¿Hizo algo malo?

-No y Si.

-¿Me vas a matar?

-No.

-¿Por qué?

-No es mi trabajo...-dijo poniéndose de pie.-…Aun…

El chico miro la silueta y distinguió que era muy alta y esbelta, y por la complexión de la misma podía asegurar que era un hombre. Observo con cuidado con aquel hombre caminaba tranquilamente por la sala para llegar a la cocina, y en la barra dejo una manzana roja.

-Es hora de irme.

-¿Quién eres?

-Trata de vivir tu ida de ahora en adelante niño.-dijo ignorando su pregunta.- Qué puede pronto nos veamos.

-Gracias.-murmuro el niño con lágrimas.

-¿Por qué?-pregunto confundido él.

-Por haberme librado de esto.-confeso.- no soportaba esta vida que tenía con ella, si es que se le puede llamar vida.

-Ah…-no sabía que más decir.

Aquella silueta camino fuera de la cocina  y paso por un lado del chiquillo, esté quedo pasmado al tener en sus fosas nasales el intenso olor a incienso y flores. Aquel hombre abrío la puerta de la casa del chico, y antes de salir se giro, dejando ver sus cabellos negros y jamás dejando ver su misterioso rostro.

-Hey, niño…-le llamo.

-¿Mande?-levanto el rostro empapado de lagrimas.

-¿De verdad quieres saber quien soy?-pregunto en la puerta.


El niño solo asintió.

Pudo escuchar un ligero suspiro y algo similar a una risa.


-Muchos me temen, otros tantos me tienen respeto y unos cuantos más se hacen llamar “devotos fieles” Pero lo que solo en realidad sé, es que soy el encargado de llevarme las almas de este plano llamado Tierra…

-Perdona, pero… No entiendo.- confeso apenado el niño.

-…Soy odiado por aquellos que no quieren que acorte su vida; amado por otras tantos por librarles de un sufrimiento pero que son ignorantes de los que les depara después de conocerme…-ignoro una vez más al chico.- ¿Y como no temerme? Si soy yo el que les quita la vida. No tengo un nombre, pero aquí en tu mundo, muchos me conocen con diferentes apodos. Solo puedo decirte una palabra: Muerte.

-¿M-Muerte? –dijo con los ojos abiertos.
-Si, Soy la Muerte.

Dicho esto aquella silueta misteriosa camino fuera de la casa, cerrando tras sus espaldas la puerta de aquel pequeño departamento. Dejando dentro a un muy confundido, asustado y aliviado niño.

Cuando por fin pudo hacer procesado la información, no creía lo que había vivido. Y como si hubiera madurado de la noche a la mañana; dejando de ser un niño para convertirse en un hombre, aquel chiquillo de ojos avellanas y cabellos negros, sonrió.

-Te estaré esperando.- Finalizo.







13 de julio de 2012

Pensamientos Inocentes

Deja de mirar hacía atrás; lo único que debes de hacer ahora es mirar hacía adelante; seguir respirando, seguir viviendo; seguir sintiendo... Seguir disfrutando.

Canta tu canción.

Escucha tus latidos.

Nadie impide que sigas con tu camino; por más trabas que te ponga la vida, por más excusas absurdas que te de la sociedad; cree en ti y en las personas que te brindan apoyo con completa sinceridad.

¿Miedo? ¿Dolor? ¿Desconfianza?

Las personas buenas algunas veces necesitan de esto para poder seguir adelante, tener de donde tomar un conocimiento y poder así compartirlo con sus semejantes. ¿Porque tú? Esa es una buena pregunta. Muchas veces las personas en general se preguntan del porque les pasan estas cosas, del porqué son tan desafortunadas y situaciones similares; pero... ¿no se han preguntado que, quizás esto, solo es un escalón más hacía algo mejor?

Solo mira el cielo. Ahí encontrarás una respuesta. El día en el que te encuentres sola sabrás descubrir que la soledad es tu mejor compañera en momentos difíciles de tu vida.

Solo canta tu canción desde el fondo de tu corazón.

¿Ilusiones? ¿ Alucinaciones?


Solo son... Pensamientos Inocentes.

¿De quien?

De quien los está leyendo.

18 de junio de 2012

Pensamientos Húmedos


¿Como distingues un rostro serio, de uno triste?

Esa es la cuestión.

Mientras mucha gente piensa que aquel joven rostro está serio e incluso se atreven a decir que está fastidiado, en realidad no saben que aquel joven rostro... Está triste. Deseoso de una caricia, de unas palabras de aliento, porque inclusive ya ni de amor, solo quiere aferrarse a algo ciegamente y confiar en que "todo ira bien"
Pero sabe que eso jamás va a pasar.

Camina tranquilamente por las calles semi desiertas, la poca gente que le ve ignoran por completo su presencia, solo es una persona más, en el mismo lugar, en la misma ciudad en el mismo planeta. ¿Que de especial tiene una persona más? Ninguna, se dicen los demás; pero esta persona que camina tranquilamente por las calles, se da cuenta de que; aunque el resto del mundo le ignore y le duela el hecho de ser ignorado; sabe que es especial. Aunque esos quince años nadie lo había notado, sabe que es especial.

-Ojala lloviera...-murmura al viento.
El viento solo se limita a escuchar su petición y llevársela consigo. El chico suspira. Está cansado de esta vida; esta cansado de la gente, de las situaciones, de la hipocresía, esta fastidiado de todas esas situaciones en donde no logra comprender ni una pizca y siempre, por una u otra razón, termina siendo el culpable de ello. Mira el cielo y sonríe con tristeza; al parecer alguien escucho su petición. El cielo dejo de ser claro y azulado para ponerse oscuro y grisáceo en señal de que pronto caerá una lluvia fuerte.

El resto de los transeúntes camina más rápido para poder refugiarse a tiempo de la próxima lluvia, él simplemente niega con la cabeza y sigue caminando por la calle, escuchando a todo volumen la música; su música; aquella que le acompaña en las buenas y en las malas; aquella que está en sus alegrías y tristezas, aquella que le ayuda a concentrarse antes de un examen, aquella que... Es la única que no le abandona y le comprende a la perfección.

Sigue caminando despreocupado, pensando en que es lo que será de su vida dentro de diez minutos, dentro de un día, una semana, un mes, dentro de unos años... Pero todo es borroso, no sabe que será de él...

¿Es una pena no? Se dice a sí mismo.

Repentinamente la lluvia cae como invitada sorpresa, agarra a unos cuantos -incluyéndolo a él.- en la calle y el resto corre a refugiarse a los comercios, paradas de camiones y otros lugares que les sirvan de salvavidas en lo que pasa aquella molesta lluvia. Él los mira sin comprender y sonríe divertido.
¿Tan mala es la lluvia para el resto de la gente?
Bueno, al menos para él no lo es.

Mientras él levanta el rostro hacía el cielo, agradeciendo infinitamente que hayan escuchado su plegaria, ve por el rabillo del ojo como alguna personas le miran con extraña curiosidad. ¿Está loco ese chico? ¿Qué le pasa? ¿Porque camina en plena avenida sin un paraguas o porque no se refugia?

Bueno, a él no le importa. Solo quiere... Solo quiere que la lluvia se lleve todo con ella; que al momento de empaparle se lleve sus malos recuerdos, aquellos pensamientos tristes, aquellas alegrías, todo lo bueno y todo lo malo, solo quiere quedar en blanco, vacío y disfrutar del agradable aroma a tierra mojada y de la delicada y fría sensación del agua con el tacto de su piel.

-La lluvia es melancólica.- se dice a sí mismo.

Porque mientras para unos es una bendición del cielo, para otros tantos es una maldición, mientras para unos es el mejor y el más bello recuerdo de una vida; para otros puede ser el peor recuerdo de todos; porque mientras para unos puede ser agradable, para otros es algo aberrante.

Lo único que pidió, fue algo de lluvia para que humedeciera su rostro, y con ella se confundieran las lágrimas de tristeza y desesperación que corren por su bello y joven rostro.

La ropa, los zapatos, el cabello, su rostro... Todo está empapado, pero ¿Acaso eso importa? Claro que no, se dice, solo importa el hecho de que al estar de esa forma, sus pensamientos son más claros y se van con mucha mayor facilidad al vacío quedándose completamente en blanco.

Es por eso que ama la lluvia.

Porque le limpia, le purifica y hace que sus pensamientos sean nulos. Solo es él, aquí y ahora.

Nadie más.

Solo él y la lluvia.

29 de mayo de 2012

Dulces para ti



-¿Qué precio tienen esos dulces?- preguntó.
-Cinco pesos.- le contestó.
-Oh.- dijo algo cabizbajo mirando la moneda que tenía en su pequeña y morena mano.
-Si te alcanza.- intervine yo al verlo tan triste.

Me miro unos segundos algo desconcertado, después sus ojos brillaron de felicidad infinita y finalmente me regalo la más pura, sincera y dulce sonrisa que pudiese yo ver en un niño. Le regresé el gesto complacida de poder haber recibido esa bella y maravillosa sonrisa. Compró sus golosinas y corrió a los juegos que se encontraban en el lugar; una vez fuera de esa burbuja de felicidad, compre mi refresco y unos cacahuates para pasar el rato; pagué y me senté en uno de los sillones que se encontraban en esa sala de juegos infantiles mientras observaba detenidamente a cada uno de los niños del lugar. Se veían tan felices que no pude evitar sonreír con nostalgia. Suspiré.

Oh aquellos bellos y únicos momentos de niñez; tan preciados y únicos que jamás –lamentablemente- iban a repetirse. Suspiré nuevamente, como recordaba aquellos días en los que simplemente lo más importante era jugar y reír, no más. Nada de problemas de adolescentes, ni problemas familiares, mucho menos problemas existenciales; la vida giraba en torno a los juegos, comida y estudios.

Suspiré.

-¿Quieres uno?- pregunto una voz infantil.

Regrese a la realidad; lentamente gire mi cabeza para ver una vez más aquel rostro infantil. Era increíble su belleza. Era de una piel tostada tan bella y bronceada que daba envidia de solo ver aquella envidiable piel. Sus ojos eran de un extraño pero hinoptizante color grisáceo conbinando a la perfección con aquella tostada piel, su cabello era castaño claro corto y algo rebelde. De verdad aquel niño, era muy atractivo para sus apenas; cinco o siete años de edad. Le sonreí divertida y le acepté unas cuantas golosinas.

Él se sentó a mi lado y ambos permanecimos en silencio por un rato degustando aquel dulce sabor.

-¿Cómo te llamas?- me pregunto finalmente. Mirándome interrogante con sus avellanas.

-Anaeli.- conteste.- ¿Y tú pequeño?

-Ethan.- dijo sonriente de nuevo; su voz era tan melodiosa que podía sentirme en paz conmigo misma al escucharlo hablar.- Y él…- señalo al pequeño peluche en forma de Dango.- Se llama Kio.

Ethan habló fingiendo que quien me saludaba era Kio, en lugar de él, no pude evitar sonreír y regresarle el saludo al Dango. Aquel niño era muy lindo.

Había llegado a ese lugar para cuidar a unos cuantos niños, ya que ese era mi trabajo como niñera, pero al ver y conocer a Ethan me había olvidado de los niños a los que me habían encargado. El resto de la tarde me la pase platicando, jugando y riendo con él y con Kio, le compré golosinas, pasteles y refrescos; debo confesar que me dedique a consentirlo demasiado, incluso ignorando por completo a mi trabajo. Para ser honesta, este niño de tan solo seis años -él ya me lo había dicho.- me había regresado esa felicidad que, por un tiempo la había perdido.

-Anaeli.- me llamo comiendo un bombón.- ¿Por qué estabas triste?

-¿Perdona Ethan?- pregunté incrédula.

-Sí, si.- dijo poniéndose a Kio en las piernas y devorando el resto del bombón.- Cuando me dijiste que si me alcanzaba para comprar mis dulces, vi en tu mirada que estabas algo triste. ¿Por qué Anaeli?- decía realmente preocupado el niño.

-No es nada importante.- conteste algo tensa.

¿De verdad no lo era? Me cuestione yo misma. El niño me miro unos instantes suplicándome que le confiara mis más grandes tristezas; pero negué. Un niño de esa edad no estaba preparado para escuchar el sufrimiento de una chica de diecisiete años. No, aún no, solo tenía que vivir, disfrutar y sonreír. Ese era su único trabajo.

-¿Sabes Anaeli?- dijo acostándose en el sillón acojinado.- Mi mami siempre me ha dicho que cualquier cosa que nos tiene tristes, no es motivo para dejar de luchar…

Estaba completamente pasmada.

-… Es mejor sonreír y demostrarle a la vida que todo es más dulce y lindo. Me miro con sus ojos somnolientos y agrego.- Tú eres la única que decide si le das algo de dulzura a tu vida... Anaeli

Dicho esto, cerró sus ojos y se sumergió en un profundo sueño.

Estaba completamente anonadada por las palabras tan maduras que un niño de seis años me había dicho. Simplemente, había dado en el clavo. Me quede meditando sus palabras. Él tenía razón; solo yo era la única que decidía si quería o no seguir en esa tristeza miserable. Y gracias a él me había dado cuenta, que era mejor ponerle algo "dulce" –como dijo él.- a mi vida.

-Gracias Ethan, Gracias de verdad.- le susurré cerca y le dio un corto beso en la frente.

Él solo suspiro y sonrió en sueños.

Cuando las madres de aquellos niños a los cuales había "cuidado" pasaron a recogerlos; decidí que era momento de irme a mí casa y comenzar a cambiar mi ya deplorable vida. Antes de salir le pedí a la dependiente que me hiciera una bolsa con todos los dulces que tenía en el mostrador. Ella feliz lo hizo así, le pague el monto de aquel regalo y lo coloque a un costado de Kio. Sonreí una vez más, saque un papel de mi mochila y con una pluma anote algo pequeño, sabía que no lo leería; pero aún así tenía la necesidad de escribirlo.

"Gracias a ti y a Kio, me han dado una valiosa lección.
Son para ti. Disfrútalos.
Con cariño.
Anaeli"

Me aleje y por una última vez le eche vistazo a ese lugar y a ese niño. Se veía tan adorable durmiendo y sonriendo en sueños. Ese niño, me cambio de una manera inesperada e increíble. Quizás esta era la señal que llevaba pidiéndole a Dios desde hace algún tiempo.




27 de mayo de 2012

Paciencia



Día tras día, esperando en aquel parque estoy; solo, sin compañía solo yo y mis pensamientos.

¿Recuerdas la promesa que nos hicimos?

Lo sé fue hace tanto tiempo que creo que la has olvidado...

"Todos los días vendré a este parque, esperaré por ti, cuando ya nada nos pueda separar..."

Eso lo dije, hace cuatro años. Si, lo sé, es patético, esperar cuatro años a una persona que no sé si aun se acuerde de esa pequeña conversación que tuvimos aquí mismo, en esta banca e la que ahora estoy sentando.

¿Recuerdas las palabras que te dije?

¿Mi voz al pronunciar aquella frase?

Tan solo... ¿Recuerdas mis facciones al decirlo?

¿La esperanza, la fe, el temor?

Puede que si, puede que no. La mente humana es tan compleja y convenenciera cuando quiere... Día tras día, semana tras semana, mes tras mes; año tras año... Y aun me es increíble que después de cuatro años sigo esperándote con las mismas esperanzas, con los mismos anhelos y las mismas añoranzas que tuve desde el primer día.

Veo pasar a la gente, muchas caminando con prisa ya que su itinerario se ha visto modificado o algo retrasado por x o y razón. Otras tantas caminan tranquilas disfrutando de la música que llevan en los audífonos o disfrutan tranquilamente del clima. Yo por mi parte estoy cayendo en cuenta que; después de cuatro años de espera, es momento de cerrar este ciclo ¿No crees? Sé que dije "Te esperare cuando ya nada pueda separarnos" Pero... ¿Acaso el tiempo no lo está haciendo? ¿Ni mi propia rutina? Es momento de que tome una decisión; sé que no quiero aceptar la realidad y zafarme de este pequeño lazo que aun me tiene atado a ti; pero si no lo hago...Mi vida, mi realidad inclusive mi propia existencia ya no tendría sentido y solo esperaría por ti.

¿Acaso no merezco vivir?

¿Disfrutar? ¿Sentir? ¿Amar?

Te amo, lo sé. Pero todo tiene un limite, inclusive en el amor existen los limites.

Alzo la mirada al cielo oscuro. Oh, al parecer una fuerte lluvia viene en camino; suspiró; bajo la cabeza y miro con mucho interés mi zapatos. Creo que es momento de decir adiós, de cerrar el circulo de dejar de llorar y dejar que aquel pequeño pedazo de corazón que robaste; te lo quedes. Porque en cualquier momento todos morimos.... Es por eso que debo de continuar. ¿Acaso tu no lo has hecho ya? Siento como el viento intranquilo y frió juega con mis cabellos negros; suspiro una vez más, estoy indeciso pero sé que es la mejor opción lo que estoy apunto de hacer. Me duele en el alma, pero; si no sigo, si sigo esperando....

La paciencia jamás fue una de mis virtudes.

Y más sin embargo, logre esperarte cuatro largos y tortuosos años.

¿Eso es un progreso no? El esperarte cuatro años...

Desde un principio sabias que estaría en esta banca, en este parque por un tiempo; jamás te di una fecha limite, pero sabías que estaría aquí. Bien, mi paciencia se termino.
Sentí como las gotas de lluvia caían una por una observando como poco a poco el suelo comenzaba a humedecerse por ellas. Me levanté de la banca y camine al café más cercano, había tomado la decisión; dolerá lo sé, pero es mejor para ambos.

Salgo del pequeño establecimiento, con los cafés en mi mano, regreso a la misma banca y caigo en cuenta de que la lluvia ha parado por un rato. Me siento en aquella banca y me tomo con parsimonia el café; observo por ultima vez el verde paisaje, siento por ultima vez aquella tranquila y apaciguadora atmósfera... En cierto modo extrañaré este lugar, porque aquí me sentía esperanzado, feliz y hasta cierto punto tranquilo. Pero como todo ha cambiado, ya no pudo frecuentar este lugar.

Dejo que pasen las horas y degusto mi bebida con tranquilidad, cuando el cielo se vuelve a tornar oscuro; suspiro, tomo un bolígrafo de mi chaqueta y escribo en el recipiente del café unas palabras rápidas.

Guardo mi bolígrafo, tomo mi bebida y me pongo de pie.

-Es momento de decir adiós- murmuró mirando la banca.

La lluvia de nuevo cae, y está vez evito correr como el resto de la gente que es sorprendida por ella. Al contrario, camino con tranquilidad y siento como poco a poco alejándome de aquel parque me libero de un gran peso y dejo atrás una enorme añoranza de mi vida.


Te espere por mucho tiempo; es momento de que yo siga con mi vida y tú con la tuya, deseo seas feliz; vive, ríe y ama. Estaré bien, Te amé.

Fue lo que escribí en el café.

Espero al menos puedas tener la oportunidad de leerlo.




Ttlazohtlaliztli



Sé que tienes miedo. ¿Qué puedes hacer? Te preguntas constantemente bueno, solo déjame decirte que en este mundo existen muchos tipos de personas.

¿Clasificarlos?

Nah~ no vale la pena, no tenemos tiempo, ni ganas para hacerlo, solo sé que los seres humanos tenemos clases, categorías y prioridades.

¿Estas cansada de esperar? Linda… Todos lo estamos. Pero no podemos hacer otra cosa más que hacerlo ¿no lo crees? Porque si uno se precipita comete idiotez tras idiotez, si uno decide renunciar con el paso del tiempo se arrepentirá y se preguntará toda la vida ¿Por qué no lo intente?
Por eso, es mejor esperar, esperar tranquilamente, disfrutando poco a poco de la vida, para que así, en el momento menos esperado llegue eso que tanto anhelamos los seres humanos: Amor.

Pero te has de preguntar… ¿Qué es el amor?

El amor tiene un concepto dependiendo de la persona que lo interprete. Ya que el amor no es lo mismo para ti que para mí.

¿Me estás mirando molesta? Se nota que te falta por descubrir muchas cosas.

¿Qué es el amor?

En el diccionario lo encuentras como una definición abstracta: "Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser."


Pero esa no es la pregunta ¿cierto? Tú me has preguntado ¿Qué es el amor? Bueno, creo que estás más interesada en que yo te de la respuesta a la definición que te daré.

Amor. Amor, esa palabra taladra mi cabeza incesantemente provocándome dolores más allá de lo imaginables. Creo que el concepto de amor, varía de persona en persona, que las personas que aman son estúpidas; porque entregan todo de ellas, dan lo mejor de sí a otra persona de la cual no saben si daría lo mismo por ellos o algo más… Pero creo que son más estúpidas las personas que no pueden amar, o que tienen amores no correspondidos. Porque alguna de esas personas se niegan rotundamente y a como dé lugar quieren sentirse amados, queridos y necesitados por una persona. 

Otras tantas saben que no pueden tener y palpar aquello que los enamorados ya tienen, pero más sin embargo dentro de lo más profundo de sus almas, pensamientos, o como quieras llamarles existe esa estúpida e irracional esperanza de que ellos pronto conocerán a alguien a quien amar.

Creo que todo el mundo es estúpido, porque a pesar de que el amor es solo un simple concepto, es algo que no se puede tocar, ver ni oler, sabemos que existe. Es como esa creencia férvida en Dios. Sabemos que existe, más nunca lo hemos visto, lo hemos tocado o escuchado.

Así es lo que pasa con el amor.

Ese es mi concepto de amor.

-Pero tú… ¿Acaso no eres estúpido también?- preguntas.

Te miro consternado. ¿Qué? ¿Serlo yo, debería?

-Lo eres.- dices segura y contestando a mi pregunta mental.- Lo eres porque al igual que el resto de los seres humanos tú deseas ser amado.

-Te equivocas.- contesto seguro.

-Claro que no, tú y yo sabemos que no estoy equivocada. Qué al igual que nosotros, porque me incluyo estás lleno de vagas e insustanciales esperanzas de poder ser amado.

-Te… Equivocas.- contesto molesto.- ¡Yo no soy como el resto! ¡Y mucho menos soy como tú!

Oh, gran error, pero lo eh dicho.

-¿C-Como yo?-dices en estado de shock.- ¿Cómo yo?- ahora estás molesta, no quiero que traspasemos esta línea…

¡Eres un idiota! Puede que yo sea estúpida por… Por amar a alguien que jamás, JAMAS en la vida me podría ver como lo que soy, que no podrá apreciar lo que realmente soy y los sentimientos que tengo hacía él, Pero… ¿Sabes algo? Estoy feliz de poder amarle, aunque sea en silencio, porque al menos sé que yo soy sincera conmigo misma y con el resto del mundo, sé que por más doloroso que sea, amo profundamente a una persona, que por esa persona daría al vida, haría lo que fuera necesario por verla feliz… y es lo que eh estado haciendo todos estos años… ¿Acaso no te das cuenta? El amor es uno de los sentimientos más nobles y más puros que puede existir en el universo…

-Pero también uno de los más venenosos y perjudiciales…-te replico.- dichosa aquella persona a la cuál amas. Deberías de decirle, no creo que sea capaz de rechazarte.

-No me atrevo porque él tiene una manera de pensar muy extraña. Pero aun así lo amo.

-Pobre idiota.


Solo sonríes tristemente. No entiendo porque. Es más, ya no quiero presenciar esto, porque si me quedo unos minutos más sé que terminaré por gritarte que tienes razón y que como el resto de los seres humanos, amo a alguien y deseo que ese alguien me ame como yo a ella.

-Adiós…

-Pero… ¿Por qué te vas?

-¿No es obvio?- contesto fríamente. Es lo mejor.- no tenemos la misma compatibilidad de pensamientos.

-Pero aun así… me gusta estar contigo murmuras.

-Nos vemos.- digo tratando de ignorar aquel comentario.


Por favor, no lo hagas más difícil. Por favor no pongas esa cara de tristeza, como si a quien realmente amarás fuera yo. Por favor no has eso, porque cada vez que te veo, mi corazón se oprime, siento que tengo unas ganas desesperadas de abrazarte tenerte, decirte que te amo y que jamás te dejaría ir de 
mi lado.

¿Por qué el amor es así?

¿Por qué la naturaleza es cruel?

Porque todo es parte esencial de los seres humanos y pertenece a esto que llamamos "vida"

Sí. Tenías razón. Yo también formo parte de aquellos imbéciles que aman sin ser amados. Pero jamás lo aceptaría ante ti, porque sería caer en este juego sin fin y yo estoy cansado de juegos. Mencionaste algo importante.


"Haría lo que fuera necesario por verla feliz…"


Yo también haría lo que fuera por verte feliz, y si de mí depende que tú y él sean felices por siempre, con el dolor de mi corazón trataré de hacer que ambos vivan aquello bello a lo que llamamos amor.
Solo porque te amo.
.
.
.
Lo que no sabe ninguno de esos dos jóvenes es que; ambos se aman mutuamente.

















tlazohtlaliztli: Significa amor, en la lengua Nahuatl, originaria del país de México (:

19 de mayo de 2012

Cansancio




Abres los ojos una vez más, la luz del día te es molesta. Ya no soportas más, te tapas instintivamente los ojos con las sabanas sin importar que tu madre este gritando que se te hace tarde para ir al colegio. Miras el reloj cansinamente entre un ligero hueco de las sabanas; son las siete de la mañana y el sol ya está a todo lo que da.

Maldices a los cuatro vientos y quieres que en ese momento el fin del mundo llegue para que tú no e levantes de tu cómoda y cálida cama. Pero sabes que no es así, sin muchos ánimos y completamente resignado te levantas poco a poco de tus santos aposentos tratando de mentalizarte y de decirte que hoy será un buen día, que hoy será un día mucho mejor al resto de los que has tenido.
Pero caes en cuenta de que no lo será.

De nuevo está ese dolor. Llevas semanas con ese cansancio que no te deja hacer tus actividades diarias; sientes de nuevo como una presión fuerte recae en todo lo que viene siendo en la parte de los omóplatos. Tratas de ignorarlo nuevamente pero a los pocos minutos ya te esta quejando del terrible dolor de espalda que traes.

Sin más que un suspiro te das una ducha y te arreglas para ir a la universidad.

Ya abajo, en el comedor y en el ambiente familiar, los presentes a verte entrar te miran con rostro extraño, tu madre solo te barre con la mirada, tu padre te ignora olimpicamente y tus hermanos pequeños se alejan de ti. Los miras con algo de extrañeza y te preguntas ¿Qué sucede?

-¿De nuevo con aquel dolor?- pregunta tu madre algo cortante.
-Si.- dices cansado.- Ya no sé que hacer, me siento más cansado día con día.
-De tanto tiempo que la pasas vagando en la calle.- comenta con ponzoña tu padre.

Ignoras el comentario; te sientas en la mesa y te dispones a comer de un solo bocado lo que tu madre te ofrezca de almuerzo. miras con curiosidad a tus hermanos y ellos rehuyen tu mirada, ninguno de los do pequeñines quieren mirarte o si quiera estar cerca de ti. Mamá casi estrella el plato de comida en tu rostro, la ves pasmado y ella solo rueda los ojos.

¿Qué le pasa a todo mundo? Te preguntas.
Guardas silencio y comes todo lo que hay en el plato. Te cabreas de sobremanera; esta es la cuarta vez en la semana que el almuerzo no te sabe a nada, solo es... algo; más sin embargo no le encuentras el sabor a aquel plato de chilaquiles con frijoles refritos. ¿Porque no te sabe la comida? Pruebas un poco de jugo de naranja y esté te sabe a agua natural. ¿Pero que demonios?

-Ya me voy.- dices molesto.

Todos te ignoran. Te da lo mismo, estás cansado de esta actitud de tu familia. Sabes que ellos no son así, pero a ultimas fechas, te tratan como escoria, como si fueras un asesino o el peor hijo del mundo. ¿Qué fue lo hice? les preguntaste una vez. Ellos solo se limitaron a verte e ignorarte. No los comprendes ni los piensas comprender. Total, quizás sea la edad. Miras el reloj de la pared y te has dado cuenta de que es algo tarde; subes las escaleras corriendo , te lavas los dientes, tomas tus cosas y estas dispuesto a salir de ahí; pero en la puerta de la casa tus dos pequeños hermanos están ahí esperándote.

-¿Qué sucede chicos? Voy algo tarde.- mencionas apurado.
Ambos se miran a los ojos y después con cierto miedo, te miran o tratan de hacerlo.
-¿niños?- dices poniéndote de rodillas frente a ellos.

Uno de tus hermanos el más grande -de tan solo cinco años- se acerca a ti como si te quisiera decir un secreto, mientras que el más pequeño -de tres años- toma fuertemente de la mano al otro.

-¿Porque esa persona te sigue a todos lados?- dice en apenas un susurro el pequeño.

La sangre abandona tu cuerpo, el alma se te va y quedas completamente paralizado en esa posición. Tus orbes completamente fuera de si miran a tus hermanos y ellos ya no te ven a ti. Miran atrás de ti. Quieres moverte pero no puedes. Quieres ver lo que ellos ven, pero no te atreves.
Llega tu madre, toma a los niños de la mano y se los lleva lejos mientras te grita que llegaras tarde  a la escuela. y como si de un interruptor se tratará te pones de pie, y sales corriendo de ahí.

¿Persona? Preguntas mentalmente. Pero si siempre andas solo. ¿Que fue lo que dijeron aquellos niños?
"Seguro fue una broma" dices para tus adentros.

Pero sabes perfectamente que tus hermanos no son ese tipo de niños que hacen ese tipo de bromas. El resto del camino vas tenso y no sabes como actuar, esas palabras de tu hermano menor rondan por tu cabeza y por una extraña razón no puedes realizar con tranquilidad tus actividades diarias.
.
.
.
.

Regresas más cansado de lo normal a tu casa, durante el camino vas en ese estado automático que solo eres consciente de por donde vas y hacia donde; no sabes ni lo que haces lo que hablas o lo que ves.  El dolor en la espalda sigue más percistente incluso tuviste que ir a la enfermería  que te dieran algo para aliviar el malestar, pero nada te funciono. Una amiga tuya quiso abrazarte, pero al momento de tocarte la repeliste como si fuera un mosquito. ¿Qué es lo que sucede? Tomas el autobús para que esté por fin te deje en la casa y puedas llegar directo a dormir porque sientes que morirás a pleno camino.

Te sientas casi hasta el fondo del autobús y esté con el paso del tiempo se llena, pero por muy extraño que parezca, nadie toma asiento a tu lado, aunque esté abarrotado de pasajeros, nadie toma asiento a un costado tuyo, ignoras aquello y miras por la ventana. Comienzas a caer en la inconsciencia cuando una plática de lo más bizarra llama tu atención por completo.

Frente a ti se sientan dos jóvenes de instituto no mayores de quince años, vienen serias y platican en voz baja, pero tu por extraño que pareciera, te sientas mejor y prestas atención a la plática.

-Dicen que cuando sucede eso, es porque traes "algo" contigo.- dijo una de las chicas haciendo énfasis en "algo".- Escuche a uno de mis primos decir que él vio esa cosa a través de una fotografía.

-¿De verdad?- dice la otra algo perpleja.- Pero... ¿Como sabes que eso te pasa?

-Bueno, mi primo dijo que al principio comenzó a perder energías; que ya no tenía las mimas ganas de seguir y que con él traía un cansancio y un sueño extremadamente pesado...

Todo eso se te hace conocido, así que pones más atención.

-Despues de eso, dijo que conforme pasaban los días, se sentía mucho más pesado, la comida ya no le sabía a nada y que algunas veces perdía la consciencia de que era lo que hacia ciertos días...

-¿Como amnesia?-preguntó la otra.

-Si algo así.

-¿Entonces que era lo que traía?- preguntó entre temerosa y excitada la joven.

-Un demonio.-contesto con un susurro.- Esté le estaba robando energías y poco a poco el alma. Incluso uno de sus hermanos llego a comentarle que siempre esa mujer  lo acompañaba a todos lados.

Ahí caes en cuenta de que es lo que te sucede y sales del autobús. Por poco te estrellas con un coche, pero no te importo, vas completamente anonadado, norteado; incrédulo.
Todo lo que la chica narro, es lo que a ti exactamente te estaba pasando.

-Vaya, hasta que te das cuenta de mi existencia.- dice una voz.

Miras a todos lados y frente a ti, del otro lado de la acera ves a un joven vestido con elegancia, recargado en una señal de transito emanando altanería, elegancia y burla.
-No te preocupes, por ahora no te llevaré conmigo; pero ya era momento de que me vieras; me estaba molestando el que no lo hicieras.

Ni si quiera mueve la boca y puedes oírle claramente.

La cabeza te da vueltas; todo es confuso salvo una cosa.
El cansancio. aquel dolor en la espalda esa insipidez al probar los alimentos, todo lo que aquellas chicas mencionaron, ahora ya les encuentras un sentido.
.
.
.
Abres los ojos una vez más cansado del grito de tu madre diciendo que ya es tarde para ir a la escuela, te estiras con pereza y una vez más te sientas en la cama. Te has acostumbrado a ese dolor. Ya es para ti algo normal, caminas hacia el baño y en el espejo ves claramente como ese chico esta abrazado a ti, como si tú fueras su apoyo.

Aquel cansancio poco a poco te esta matando.

Pero ya estas acostumbrado a ello.