Hago un pequeño recuento de las
ocasiones, las situaciones que hemos vivido juntas; y no puedo caer en cuenta
en que momento me enamoré de ella.
Sí, lo sé; es sacrilegio. Es
pecado. Es un error de la naturaleza y por ende, deberé de ir al infierno por
ello. Y sí, así es; es verdad…
Me enamoré de una mujer. Siendo yo
una mujer.
Pero eso no es lo más pecaminoso
que puedo narrar, no.
Me enamoré de una mujer mayor que
yo, por algunos años. Me enamoré de una maravillosa chica, me enamoré de su
sencillez, de su nobleza, de su delicadeza, de aquella gracia característica de
ella… ¿Y sabes que es lo peor? Qué le he jurado amor eterno.
¡Amor eterno!
¡Pero que pecado! ¡Gran sanción!
¡Jurar amor eterno! Es algo sumamente peligroso… Y aún más, prohibido al jurárselo
a una mujer. ¡Una mujer!
¡Pero qué dirá la sociedad! ¿Qué
dirá la iglesia? ¿Qué dirán mis padres, los de ella?
Lo siento. Es algo que no me
interesa. Lo sé, lo sé, me estoy condenando; quizás ya tengo mi lugar en aquel
infierno del que todos huyen y temen. Pero, prefiero mil veces ir al infierno
por haberme enamorado, que sufrir y condenarme en vida, por jamás haber
conocido lo que es amar. Es terrible ver como algunos confunden el amor con la
necesidad, es doloroso escuchar muchos “Te amo” y “Te quiero” cuando en verdad, no sienten ni una
pizca de lo grandioso que significan esas palabras. Es triste ver, como poco a
poco todo se reduce a un mero estereotipo.
Te he de confesar, qué, cuando la
veo, mi cuerpo se estremece. Mis latidos cardiacos se aceleran a una velocidad inverosímil
que podría jurarte que moriré de un infarto. Cuándo sonríe… ¡Dios! Su sonrisa
es tan bella… Cuándo me mira con sus ojitos llenos de curiosidad, podría morir
dichosa…
¿Alguna vez has sentido eso que
te estoy expresando yo? Alguna vez, ¿Tú corazón latió así por alguien?
A mí me importa un bledo sí fue
un hombre o una mujer… Creo que, lo importante es que hayas experimentado este
hermoso y noble sentimiento. Quiero que por una vez entiendan, que a mí no me
interesa sí ella es mujer, sí las dos somos mujeres, sí las dos somos histéricas
en potencia… A mí no me interesa el género ni los roles que podríamos
desempeñar ambas… Lo que en verdad me interesa es el amor que le profeso a esa
linda y noble chica y el amor que ella me profesa a mí.
El amor que puedo llegar a sentir
y las ganas infinitas que tengo de protegerla.
La felicidad y dicha que puedo
tener de amar y ser amada.
Es algo sumamente maravilloso,
¿No crees?
Bueno… todo depende de con el lente
que veas las cosas. Ya que muchos, no aceptan este tipo de amor… Y mi pregunta
es, ¿Por qué? ¿Porque la naturaleza dice que está mal? ¿Por qué la sociedad y
la iglesia tacha de pérfidos y pecadores a aquellos que no cumplen con el
estereotipo?
Eso es muy penoso… Qué por lo que
unas cuantas personas dicen, creen y suponen es correcto, nosotras tengamos que
escondernos para tomarnos de la mano, para darnos un casto beso… Sé que es incómodo
para muchos… Pero más incómodo es no poder demostrar el amor a la persona que
amas, con gestos sencillos como un abrazo, una sonrisa, tomarse de las manos….
Porque ya todo está mal.
¿Quieres conocer mi peor
confesión? Es terrible, pecadora y sé que cambiaré tu vida para mal. Lo sé,
todos los que saben, así lo hacen; al saber que estoy enamorada de una mujer,
me tachan de impura, promiscua quizás, olvidada o urgida; desubicada y enferma,
solo por profesarle amor a una mujer… Mi peor pecado, mi peor confesión.
Es que al hacer el amor, me
entrego en cuerpo, mente, alma y corazón.
¿Está mal hacerlo? ¿Entregarse
por completo a una persona?
De seguro me dirás ¡Ya lo
escuché! “Entregarte a alguien así, es peligroso, porque podrá traicionarte…” Y
¿Sabes? Yo te responderé:
Eso no importa. Porque si no te
entregas, cada vez que amas; entonces ¿Qué estás haciendo? No estás formando un
vínculo, no estás generando esa calidez que estoy segura, nadie te podrá
brindar. Ahora sé, que muchos creerán que mis palabras solo son blasfemias. Me
da igual; he hecho el amor con una mujer y me encantó.
No tanto por el acto carnal, ni
por el placer o la cúspide conocida como el orgasmo. Si no, porque en ese
momento de intimidad, entre dos personas… Puedes conocer completamente desnuda
a aquella persona. No, no me refiero a la desnudez del cuerpo; no. Me refiero a
una desnudez más vergonzosa y que en verdad genera miedo.
Me refiero a la desnudez del
alma, de la mente y del corazón de esa persona. Porque solamente así, puedes
conocer a la persona en su forma más débil, vulnerable y sencilla. Es así, pues
como llegamos al mundo ¿Cierto? Es así, como nos iremos de este lugar llamado
Tierra, entonces, ¿Por qué no dejar que alguien más conozca la desnudez de nuestro
ser?
Es por eso que ahora, soy tachada
de ninfómana y una degenerada en cuanto a mi pensamiento.
Pero creo yo, que mayor amor no
puede haber, cuando eres realmente, y de todo corazón correspondido.
Ya no importa el género. Sí es
hombre o mujer. Sí te ama; ¡Ámale!
No importa su raza. Sí es blanco
o negro. Sí te mira con ensoñación… ¡Ámale!
No te debe de importar su
religión. Judío, ateo, cristiano… Sí te jura amor… ¡Ámale!
Creo qué, lo más bello de este
sentimiento, es lo que puedes conoces, descubrir y dar hacia todos... Pero
sobre todo hacía la persona que siempre ha estado contigo, desde tu existencia:
A ti.
Sí, lo sé. Soy una pérdida. Me
enamoré de una mujer. Soy pecadora por hacer el amor con una mujer; pero puedo
decirte que tengo la dicha de saber que es amar; lo que es conocer el amor
quizás no en todas sus facetas, pero que voy descubriendo poco a poco…
Dime, mientras leías, ¿Pensaste
en alguien?
Sí es así, entonces, ámale.