8 de marzo de 2015

Romina y Julieta

Ambas se conocieron en un día de primavera.
Ellas eran conocidas, confidentes de palabras;
Romina era fuerte,
Julieta delicada.
Las dos compartían una amistad inesperada.

Pasaron los días…
Luego los meses;
Y Romina sin duda,
Soñaba a veces.

Romina, muchacha seria,
De mirada perspicaz y
Pensamiento lógico;
No lo pudo evitar,
Pues sin pensarlo…
Se llegó a enamorar.

Julieta tranquila, alegre,
Y divertida; dulce y noble;
Era aquella joven chica.
Pero al igual que Romina,
En las fauces del amor
Cayó rendida.
Había miedo, inseguridades también,
Pero tenían la dicha
De verse otra vez.
Un amor prohibido lo creían,
Pues enamorarse de una mujer
¡Es una locura! ¡Es un pecado!
Pensar en una mujer; siendo ellas una mujer…
Sin embargo; en el corazón no se manda,
No se niega, lo que se ama con el alma.

Romina se confesó; Julieta se alegró;
Ya que su amor; era reciproco.
Julieta la abrazó,
Romina la besó

Y su amor, apenas comenzó.

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