La última vez que hablamos, tú me
habías dicho Adiós.
De eso, ya son tres años.
Claro está que aún no hemos
perdido contacto. O al menos eso fingimos; pero la realidad de las cosas es
que; tú tienes tu vida y yo intento tener la mía.
¿Curioso no?
Habíamos prometido ambos que “Pasará
lo que pasará, seguiríamos teniendo contacto” Y yo me esforcé… de verdad que me
esforcé en cumplir esa promesa. Soy de esas personas –y lo has de saber
perfectamente.- que tratan de cumplir sus promesas a costa de lo que sea. Pero
conforme pasó el tiempo, conforme las situaciones se dieron, tú desapareciste y
yo dejé de esforzarme.
Pero me estoy adelantando mucho; quizás
es bueno, comenzar desde el principio. Desde hace tres años. ¿No crees?
Cuándo te conocí, sinceramente
jamás pensé que serías de esas personas que salen en libros o películas; ósea
que jamás pensé que serías ese tipo de personas que “Marcan” una vida. Solo
creí que solo serías un conocido más y si a lo mucho, si tú y yo poníamos
esfuerzo y empeño, un amigo. Pero que curiosa es la vida. Ambos pusimos más
empeño y esfuerzo del necesario. Y mira; cómo terminamos.
Cómo sea; no creí que lograrías
traspasar todas esas barreras que me había colocado alrededor de mí. No creí
que con tan solo tres años de conocernos, ambos nos volvimos personas
importantes para la vida del otro. ¿Curioso no? Pero así suele trabajar la
vida. Y el amor. A estas alturas de la vida; me resulta difícil hablarte de
amor. Me es incluso estúpido. Pero, si ponemos las cartas sobre la mesa, y te
menciono a ti; entonces el amor; no me puede resultar tan estúpido. Claro,
solamente si tú estás en la ecuación.
En tan solo tres años lacónicos
te metiste profundamente en mi vida y pensamiento; Hey dime; ¿Cómo lo hiciste?
¿Cuál fue tu estrategia para meterte en mi vida? ¿Fuiste feliz durante esos
tres años? ¿Disfrutaste tanto cómo de la felicidad, la tristeza; el dolor y las
alegrías que compartimos? Sé que a estas alturas del partido es algo
completamente ilógico que pregunte esto… Pero han pasado ya tres años; tres
largos años desde el día en que me dijiste “Ya
no se puede. Adiós”
Han sido tres años en donde
algunas preguntas me carcomieron en vida. En donde no negaré que muchas de mis noches
la pasé en soledad; llorando y ahogando los gritos que intentaban llamarte; no
negaré que en esos tres años pensé e hice muchas cosas…Tratando de olvidarte o
tratando de mantenerte en mi recuerdos. Pero tu presencia/ausencia era
demasiado para mí.
Recuerdo perfectamente que;
después de que tú me dijeras adiós desapareciste por completo. Un año casi. Fue
terriblemente doloroso; ¿Para ti lo fue? Te pusiste a pensar, al menos; ¿Cómo
me sentiría yo? Sé que es egoísta preguntarte este tipo de cosas, pero ahora
deseo hacerte esas preguntas que hace tres años, no pregunté. Al momento de que
tú desaparecieras; mi inocente mente pensó que quizás lo que necesitas era
tiempo. Claro está, nunca sales bien cuándo terminas con una persona.
Pasó un mes; dos meses, seis
meses…. Y finalmente llegó el año. Fue tan… terrible recordar que hace un año
habíamos hablado una última vez y que tus últimas palabras fueron “Olvídame” Pero cómo una persona madura –o
intentando serlo.- me dije que; era momento de seguir y tratar de superarte.
Conocí gente; olvidaba por ratos los momentos vividos contigo; hablaba mucho
con otras personas… Pero de vez en cuando, prometo que solo de vez en cuando no
podía evitar acordarme de ti. Era imposible no hacerlo. Pero me prometí que,
para no preocupar a mis personas especiales sería fuerte y te superaría…
¡Y cuándo por fin estaba a punto
de lograrlo! ¡Porque lo iba a lograr! Apareciste después de un año ¡Un año! ¿Imaginas
cómo me sentí? Tenía toda una batalla
colosal de emociones y pensamientos. Por un lado estaba la emoción y el alivio
de que al menos, no te había pasado nada malo. Pero por otro lado, me
recriminaba a mí misma por tu regreso, ¿Cómo demonios podía ponerme feliz?
Cuándo a final de cuentas ambos habíamos terminado de una mala forma. ¿Por qué sentía
que al menos sería diferente?
Bueno, a decir verdad, si fue
diferente. Nada fue lo mismo. Dijiste “Seamos amigos” y yo confíe y acepté, porque
a decir verdad; eres fuiste y serás una de las pocas persona que han marcado mi
vida. Y deseé de verdad que en ese momento deseé conservarte en mi vida. Fue
por ese que, con dolor y algo de alegría –que a final de cuentas era
masoquismo.- acepté tu propuesta. Y pensé que al menos los dos pondríamos de
nuestra parte.
Pero no fue así. El hecho de que
me dijiste “Seamos amigos” pensé que hablaríamos con frecuencia; o mínimo un “hola,
¿Cómo te va? Tendríamos. Pero ni eso. Me ignorabas, te ignoraba… Nos hacíamos de
la vista gorda cuándo el otro estaba presente. ¿Porque? Pensé que de verdad te
interesaba al menos mi amistad. Pero las cosas sucedieron de una forma
distinta. Pasaron los meses y seguíamos distanciando más y más a pesar de las
promesas que hiciste, de la que yo te hice… Ninguno de los dos ha podido
cumplirlas.
Ahora, han pasado tres largos
años desde ese día que me dijiste Adiós. Tres años en donde tú y yo hemos
cambiado mucho, en donde ahora a mí me da vergüenza el hablarte porque sé que
causaré molestias; en donde ahora tú estás ocupado, en donde nuestras vidas son
distintas… Pero qué; tengo la ligera sensación de que; el sentimiento… El
sentimiento a pesar de tres largos años; sigue siendo el mismo desde el primer
día en que decidimos intentar algo. ¿Sientes lo mismo? O quizás, ¿Solo son
fantasías y ensoñaciones de una pobre chica? Quién sabe… La vida, las emociones
y otras cuestiones forjan ese tipo de pensamientos.
Ahora veo las cosas y me pongo a
pensar. ¿Porque después de tres años, no puedo olvidarte? ¿Por qué aún muchas
cosas me recuerdan a ti? Porque a pesar de que conocí a más personas… ¿Tú eres
el único en mi mente? Muchos dicen que es amor… Pero, es demasiado doloroso y
patético hasta cierto punto el seguirte recordando, el seguir mencionando tu
nombre… E incluso es embarazoso y trágico el seguir hablando de ti, ya que sé
perfectamente que ya no habrá nada
entre tú y yo.
Pero aun así, después de tres
años te doy las gracias. Te agradezco infinitamente por hacerme saber que
dentro de mi persona existe un sinfín de emociones que desconocía. Agradezco el
haberte conocido, el haber conocido el dolor, la tristeza y quizás la
desesperación. Agradezco las alegrías, las risas; la felicidad… Los nervios que
me brindaste. Todo y cada una de las cosas buenas y malas que me brindaste las
guardo y atesoro cómo lo más importante en mi vida. No negaré que mientras te
escribo esto, algunas lágrimas ruedan por mis mejillas, recordando nítidamente
cada una de las emociones y de las situaciones que viví contigo. No negaré que,
en estas palabras plasmo un sinfín de emociones y pensamientos que quizás tú
siempre desconociste. Pero para mí eso está bien. Por ahora lo está. En un
futuro… No sé… Solo quiero centrarme en el aquí y ahora. Solo eso.
¿Debería de decirte adiós también?
¿Crees que será lo mejor para mí; para ti, para los dos? Tengo miedo eh de
confesarlo. Además de que no quiero. Esta sensación es exquisitamente tortuosa…
Qué me gustaría disfrutarla un poco más. Solo un poco más.
Antes de despedirme; quiero que
recuerdes cada una de las cosas que te prometí y que dije. Fueron ciertas.
Todas y cada una de ellas fueron ciertas. Tanto declaraciones, cómo berrinches
e incluso palabras serias y de apoyo. Todo fue real. Y quiero creer que todo lo
que me dijiste también lo fue. ¿Recuerdas lo de las rosas? Sonará tonto… Pero
día con día recuerdo esas palabras. ¿Curioso no?
Cómo sea… Es momento de despedirme
por ahora. Sé que quizás esto no lo leerás. No importa. Solo es una forma de
que al menos mí cansada alma se desahogué un poco. Solo es para mantener
calmados mis pensamientos por un periodo corto de tiempo.
Te deseo lo mejor. Y espero algún
día pienses en todas las cosas que yo eh pensado por tres años.
Ah, antes de irme… Olvidaba algo.
Sé que han sido tres largos años.
De ausencia; de dolores; de dudas; de miedos, de alegrías, de tristezas, de
logros y perdidas… Sé que han sido tres años en donde tú y yo no somos los
mismos, sé que han sido tres largos años en donde más personas han entrado y salido de nuestras vidas…
Pero, ¿Sabes?
A pesar de esos tres largos años,
hay una sola cosa que no ha cambiado.
¿Sabes cuál es? El que…
Te amo.