¿Como distingues un rostro serio, de uno triste?
Esa es la cuestión.
Mientras mucha gente piensa que aquel joven rostro está serio e incluso se atreven a decir que está fastidiado, en realidad no saben que aquel joven rostro... Está triste. Deseoso de una caricia, de unas palabras de aliento, porque inclusive ya ni de amor, solo quiere aferrarse a algo ciegamente y confiar en que "todo ira bien"
Pero sabe que eso jamás va a pasar.
Camina tranquilamente por las calles semi desiertas, la poca gente que le ve ignoran por completo su presencia, solo es una persona más, en el mismo lugar, en la misma ciudad en el mismo planeta. ¿Que de especial tiene una persona más? Ninguna, se dicen los demás; pero esta persona que camina tranquilamente por las calles, se da cuenta de que; aunque el resto del mundo le ignore y le duela el hecho de ser ignorado; sabe que es especial. Aunque esos quince años nadie lo había notado, sabe que es especial.
-Ojala lloviera...-murmura al viento.
El viento solo se limita a escuchar su petición y llevársela consigo. El chico suspira. Está cansado de esta vida; esta cansado de la gente, de las situaciones, de la hipocresía, esta fastidiado de todas esas situaciones en donde no logra comprender ni una pizca y siempre, por una u otra razón, termina siendo el culpable de ello. Mira el cielo y sonríe con tristeza; al parecer alguien escucho su petición. El cielo dejo de ser claro y azulado para ponerse oscuro y grisáceo en señal de que pronto caerá una lluvia fuerte.
El resto de los transeúntes camina más rápido para poder refugiarse a tiempo de la próxima lluvia, él simplemente niega con la cabeza y sigue caminando por la calle, escuchando a todo volumen la música; su música; aquella que le acompaña en las buenas y en las malas; aquella que está en sus alegrías y tristezas, aquella que le ayuda a concentrarse antes de un examen, aquella que... Es la única que no le abandona y le comprende a la perfección.
Sigue caminando despreocupado, pensando en que es lo que será de su vida dentro de diez minutos, dentro de un día, una semana, un mes, dentro de unos años... Pero todo es borroso, no sabe que será de él...
¿Es una pena no? Se dice a sí mismo.
Repentinamente la lluvia cae como invitada sorpresa, agarra a unos cuantos -incluyéndolo a él.- en la calle y el resto corre a refugiarse a los comercios, paradas de camiones y otros lugares que les sirvan de salvavidas en lo que pasa aquella molesta lluvia. Él los mira sin comprender y sonríe divertido.
¿Tan mala es la lluvia para el resto de la gente?
Bueno, al menos para él no lo es.
Mientras él levanta el rostro hacía el cielo, agradeciendo infinitamente que hayan escuchado su plegaria, ve por el rabillo del ojo como alguna personas le miran con extraña curiosidad. ¿Está loco ese chico? ¿Qué le pasa? ¿Porque camina en plena avenida sin un paraguas o porque no se refugia?
Bueno, a él no le importa. Solo quiere... Solo quiere que la lluvia se lleve todo con ella; que al momento de empaparle se lleve sus malos recuerdos, aquellos pensamientos tristes, aquellas alegrías, todo lo bueno y todo lo malo, solo quiere quedar en blanco, vacío y disfrutar del agradable aroma a tierra mojada y de la delicada y fría sensación del agua con el tacto de su piel.
-La lluvia es melancólica.- se dice a sí mismo.
Porque mientras para unos es una bendición del cielo, para otros tantos es una maldición, mientras para unos es el mejor y el más bello recuerdo de una vida; para otros puede ser el peor recuerdo de todos; porque mientras para unos puede ser agradable, para otros es algo aberrante.
Lo único que pidió, fue algo de lluvia para que humedeciera su rostro, y con ella se confundieran las lágrimas de tristeza y desesperación que corren por su bello y joven rostro.
La ropa, los zapatos, el cabello, su rostro... Todo está empapado, pero ¿Acaso eso importa? Claro que no, se dice, solo importa el hecho de que al estar de esa forma, sus pensamientos son más claros y se van con mucha mayor facilidad al vacío quedándose completamente en blanco.
Es por eso que ama la lluvia.
Porque le limpia, le purifica y hace que sus pensamientos sean nulos. Solo es él, aquí y ahora.
Nadie más.
Solo él y la lluvia.